Con las nuevas tecnologías ya no hace falta buscar en libros y ni siquiera tener una relación con otra persona para mejorar o explorar la sexualidad. Desde aplicaciones para el celular para jugar con tu pareja, hasta propuestas para compartir dónde y cómo se está teniendo sexo. La tecnología modifica y llega a sustituir relaciones humanas. Un punteo sobre estas múltiples posibilidades. 

Texto. Nadia Barreiro / Ilustración. Brunancio


Alguien alguna vez imaginó que podría enamorarse de un sistema operativo? Y enamorarse con todas las letras: sentirse erotizado, acompañado, amado, y en definitiva, atraído por una persona (si cabe el término) que existe solamente en un ordenador. Se trataría de una mujer o un hombre tan perfectamente diseñados que serían capaces de responder a todos nuestros sentimientos, y más aún, que serían capaces de sentir. Serían, nada menos, que inteligencia y emociones artificiales. 

El cineasta Spike Jonze plantea esta historia en la película Her protagonizada por Joaquin Phoenix y Scarlett Johansson, con una trama que deja un enorme campo abierto para pensar en la relación entre el hombre y la tecnología.

Parece una locura, pero no está tan lejos de poder pasar. Incluso cabe una pregunta sobre esta cuestión. ¿Qué hubiese respondido un abuelo si hace cincuenta años, le hubiésemos revelado que iba a poder tener experiencias eróticas con celulares, o con otras personas a través de una computadora? Porque si Jonze va un poco más allá de esto agregando la posibilidad del amor con un ordenador, el sexo mediante tecnologías ya está entre nosotros, sustituyendo, en muchos casos, la relación con Otro. Modificando aquello que alguna vez se vivió como secreta intimidad. 

Aplicaciones, mode on

La tecnología puede interferir en nuestra sexualidad de múltiples maneras con aplicaciones para hacer de todo, y más…

Por ejemplo, la aplicación Orgasmómetro considera al sexo como si fuera una mera actividad física que puede medirse por el nivel de intensidad. Ni bien abrís la app, se te pide acceso al micrófono y (ojo con esto) debés poner el celular cerquita de la pareja (en algún lugar no muy indiscreto dentro de la cama) para que capte los movimientos y pueda hacer el cálculo de cuánto te moviste y de cuánto hablaste, gritaste, o gemiste. Luego de terminar, se pone el botón de stop y los datos quedan guardados en una especie de ficha personal, como para compararlos con la próxima o hacer un reclamo MUY BIEN fundamentado en caso de no estar satisfecho con la energía de tu pareja. Sería la aplicación botona, por decir las cosas como son.

Si el problema de la pareja no es la intensidad sino la creatividad, Nerves sex, position of the day o Ikamasutra ofrecen más de 100 posiciones distintas para ir probando. Y no sólo eso, sino que además te permite calificarlas cual ayuda de memoria para recordar cuáles te gustó más.

La aplicación Desire va más allá aún. Se trata de un auténtico juego electrónico para competir con tu pareja ¡por puntos! La propuesta es plantearle a tu novio/a o amante distintos desafíos, que pueden ir desde hacer masajes sensuales hasta sorprender con algún mimo en el ascensor. Los retos están divididos en categorías y a medida que se suman puntos se desbloquean nuevas categorías, que incluyen desafíos más avanzados.

Ahora bien. Así como esto puede ser una manera divertida de romper con la rutina, la idea del juego electrónico y la competencia puede llevar a las parejas más nerds a la pelea. Porque cuando la relación está desgastada, se sabe, todo se torna más difícil. “Que yo sí cumplí con el objetivo, que vos no entendés el juego, que apretaste mal el botón”, y la lista de reclamos podría tener cuantos desafíos tiene esta idea.

Para las mujeres hay más buenas noticias aún. Vibease es un discreto vibrador de forma pequeña (y muy trendy en color fucsia) que se conecta por Bluetooth al smartphone. A través del celular, la persona elige la fantasía que desea, lo que generará un determinado movimiento del vibrador. Por ejemplo, si la voz de la narración dice que tu piel se siente muy suave, el aparato vibra lentamente. Y todo lo contrario si se pone más hot. Así, básicamente, la mujer puede buscar su propio placer mediante un dispositivo, como cualquier vibrador, pero que además incorpora otros estímulos, como la palabra y la música. Todo esto, a través  desde el celular (ese mismo aparatito que minutos después será usado para hablar con su jefe, su marido, sus padres, sus amigos o sus hijos). ¡Bendita creación, si las hay!

El sexo, en una comunidad virtual

Si se trata de compartir las experiencias y ratonearse imaginando la cantidad de sexo que hay alrededor de uno, la aplicación I just made love permite ubicar en un mapa geográfico el lugar exacto en el que se ha tenido relaciones sexuales, con datos anexos sobre el tipo de pareja, la ropa usada o las posiciones. Todo la información es anónima (aunque se sabe que en la Web el concepto de intimidad está desdibujado) y funciona por el GPS del teléfono. Igual hay que decirlo: en ciudades con mucha actividad sexual ver el mapita puede ser un abrumador para algunos… aunque muy excitante para otros.