Los veranos se vuelven cada vez más calurosos y nuestras ganas de vivir decrecen a medida que las temperaturas aumentan. El sudor inunda zonas donde no creías que fuera posible transpirar, no te alcanzan las manos para tapar las aureolas de transpiración que se te forman en las axilas, la espalda, y el lugar más temido: la cola.
Texto. Belén Macua / Ilustración. Brunancio
La idea de intercambiar fluidos con otro ser humano ya no te resulta tan atractiva, a menos que estemos hablando de volcarnos una botella de agua helada en la cara. No es necesario internarse en un templo de alguna montaña perdida en el Himalaya y volcarnos al celibato. Es hora de ponerse creativo y combatir la ola de calor con sexo, sexo y más sexo.
ICE, ICE BABY
Si se te rompió el aire acondicionado y no tenés ventilador, no desesperes. La solución se encuentra en tu heladera (y no hablamos de bajar la calentura poniéndote un churrasco congelado entre las piernas). Agarrá un par de cubitos de hielo, ponelos en tu boca y deja que se derritan mientras pasas tus labios y tu lengua por el cuerpo del otro.
Los glotones pueden usar también helado o frutillas con crema bien fría, comemos y nos divertimos. Como hoy en día no queda nada por inventar también existe la juguetería sexual congelada, vibradores de vidrio que se meten en el freezer, un masajeador mitad cubito de hielo mitad dildo o uno en forma de helado que además es sumergible. Hay para todos los gustos.
EXHIBICIONISMO VERANIEGO
Para aquellos fans del sexo en público que se mantienen en el closet, el verano es el momento indicado para explorar esos lugares con aire acondicionado de tu barrio. Ponete algún vestido ligero, olvídate de la ropa interior y salí a buscar un cine, restaurante o gimnasio. Una vez que encuentres el indicado, a divertirse.
Si te da fiaca salir de tu casa, buscá rincones cold-friendly, algún piso de baldosas o de cerámica, contra la heladera o en el jardín. También sirve abrir una ventana discreta, apoyarse sobre ella y disfrutar del buen sexo y el paisaje.
BAJO EL MAR
Si todo lo anterior no funcionó, siempre se puede recurrir al viejo y confiable sexo acuático. Después de todo, si hay algo que sobra en la Tierra es agua. Si estás vacacionando en la playa, tenés el mar. Pero si no pudiste huir a ningún lado, está la ducha, la bañadera o, para los más suertudos, la pileta.
Hay que tomar algunos recaudos a la hora de zambullirse al placer. Es importante colocar el preservativo antes de entrar y con el pene erecto, para evitar burbujas de aire. El agua no favorece la lubricación, así que vas a tener que recurrir a algún lubricante con base de silicona o profiláctico especial. Siempre es buena idea mantenerse en los bordes o la orilla, de esa manera se hace más sencillo disfrutar sin preocuparse por mantenerse a flote. Una vez solucionados todos estos temas, al agua pato.
BE WATER
No hay que olvidarse de mantenerse hidratado, no sólo porque eso te permite seguir con vida, sino porque la falta de agua reduce la líbido y la humedad en las zonas erógenas. Lamento aguarles la fiesta (valga la redundancia) pero no es buena idea consumir alcohol ya que puede ocasionar un golpe de calor. Un jugo de naranja, un licuado de banana o de frutilla es la mejor opción.
Otra de las razones por las que debes beber agua es para evitar que tu boca se reseque, un beso fogoso es vital para encender la vulva. Es simple, si estás planeando una sesión intensa de sexo y diversión, agua antes y después.
POSICIONES REFRIGERADAS
Hay días de verano en los que la sola idea de sentir el peso muerto de un cuerpo sobre el tuyo te sofoca. Gracias al Kamasutra y al porno, el repertorio de posiciones aumentó a cifras astronómicas y hay muchas que los mantendrán más frescos que una lechuga. La más conocida es el famoso “perrito”, te permite entregarte al sexo sin sentir tu cuerpo pegajoso sobre el de tu pareja.
Otra recomendada es “el puente”, donde la mujer apoya los pies en la cama, se pone boca arriba y levanta sus caderas mientras su pareja se arrodilla frente a ella. El contacto es limitado y la penetración profunda. “El perro de tres piernas” es perfecto para aquellos días infernales. Podés apoyarte sobre alguna pared fría, mientras el otro separa las piernas ligeramente, vos levantas una pierna y la enganchas en su cintura para guiarlo dentro tuyo.