El fin de año marca el comienzo de un nuevo ciclo para todos, pero principalmente para las personas que terminan sus carreras y convierten en profesionales. Tener miedo es normal, pero es parte del proceso.
Por: Maitena Luquet | Imágenes: Roo Gonzales.
Dicen que “Año Nuevo, vida nueva”, pero cuando te recibís, más que una vida nueva, pareciera una montaña de preguntas, miedos e inseguridades.
Estudiaste tanto, seguiste un camino claro, y de repente, todo cambia: no hay cronograma, no hay guías, no hay camino a seguir. El miedo al error y al no saber qué hacer puede ser aterrador, pero calma, es parte del proceso.
Recibirse no significa tenerlo todo resuelto, sino abrir la puerta a nuevas posibilidades. Animarse a probar, equivocarse, arrepentirse, dudar. Todo con un objetivo: descubrirnos a nosotros mismos.
Este año, en lugar de exigirnos tenerlo todo claro, ¿por qué no nos damos el tiempo de conocernos? No busquemos respuestas inmediatas, hagámonos nuevas preguntas: ¿qué me hace feliz? ¿Qué quiero construir? ¿Qué significa el éxito para mí?
Esta nueva etapa nos permite reinventarnos. Aunque no sepamos todos los pasos, cada decisión, por pequeña que sea, nos acerca a nuestro verdadero camino. Lo importante no es tenerlo todo resuelto, sino empezar. Porque, al final, lo único que importa es dar el primer paso, aunque sea sin saber a dónde nos va a llevar.