Aterrizar en Dubai ya fue parte de la aventura, jamás había visto un desierto desde arriba. Se veía increíble la arena blanca y en el medio una ciudad moderna que emergía en la mitad de la nada y contrastaba con el paisaje que la rodeaba. Dubai, uno de los siete países de los Emiratos Arabes Unidos, es un destino que jamás pensé que iba a pisar. Por tener un poco de suerte y un boleto barato con una escala muy larga, tuve 24 horas para recorrerlo, a un bajo costo, en mi vuelta de Australia a la Argentina.

Texto y fotos: Martina Álvarez (@martinaalvarezmar) by Crouch


Desde que llegás al aeropuerto todo es lujo. Te descoloca ver el look de los hombres que trabajan allí con un turbante en la cabeza, parece la película de Aladín pero una versión moderna y con mucha riqueza. Después de aterrizar fui en una camioneta al hotel donde me alojaba con otros pasajeros que hacían la misma escala. Todos optamos por realizar un tour corto pero intenso para conocer lo máximo posible en un día.

Mirando por la ventana camino al hotel pude ver las construcciones. Son alucinantes, no sólo por su tamaño sino también por su arquitectura islámica. Nada es pequeño en Dubai y nada pasa desapercibido, se nota que es la capital de la Economía Islámica.

El tour consistió en:

La torre más alta del mundo: Burj Kahlifa es el edificio más alto construido hasta el momento en el mundo. Es un rascacielos de 828 metros que tiene 163 pisos. Desde arriba se puede apreciar la ciudad y el desierto en un plano único.

DUBAI BY WATT

Hotel de 7 estrellas: Burj Al-Arab es el único hotel del mundo que posee 7 estrellas. El
lujo en Dubai es extremo y contrastaba mucho con la vida de mochilera que venía
llevando hacía un año. Probablemente por como estaba vestida desentonaba con
tanto glamour.

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Templos: Para la sorpresa de todos los que hicimos el tour una de las maravillas
arquitectónicas de este país del Islam es un gran templo budista al que nos llevaron
para apreciar su arquitectura única.

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La playa en el desierto: Mar y desierto es combinación muy interesante. A diferencia
de las playas a las que estaba acostumbrada a ver, la arena del desierto es totalmente
blanca, sin matices. Esto hace que la playa parezca un cuadro. Lo que más me gustó de ir a la playa en Dubai fue ver relajarse a las mujeres con burka. Algunas estaban tiradas escuchando música, otras descalzas con los pies en el agua para tener menos calor, otras caminando de la mano con su pareja o haciendo un picnic. A pesar de verse tan diferentes disfrutaban de los mismos placeres que nosotros al ir a la playa. Varias de ellas fueron muy amables y se acercaron a conversar con nosotros.

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Lluvia artifical: A la tarde comenzó a llover, según dijeron era lluvia artificial. El agua que caía era liviana y refrescante, lo único que la diferencia con la lluvia natural es que cae de manera “controlada”. El proceso por el cual generan la lluvia se llama “siembra de nubes”.

Shopping Bazaar: Como digno país petrolero todo lo que vendían estaba tejido y pintado en oro. Hay esculturas increíbles, obras de arte, es como una especie de bazar pero premium. Los vendedores intentaron vendernos todos los objetos pero hasta la cosa más chiquita era imposible de comprar.

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Después de una larga excursión por la ciudad moderna de Dubai volví a dormir en mi hotel que seguramente era de 1 estrella pero para mí y la vida de mochilera que llevaba en Australia, fue alucinante. Volví a la Argentina renovada para reencontrarme con mi familia y amigos.

Dubai es un lugar que jamás hubiese elegido pero me tocó visitar y me sorprendió. Además de ser un muy interesante para cualquiera que disfrute de la arquitectura, a mí me gustó por que me acercó un poco más a la cultura del islam y me hizo romper con el prejuicio social construido que tenía a partir de los últimos terribles sucesos en el mundo.