Como diseñadora, Natalia Antolín supo crear una marca con su nombre que es sinónimo de sensualidad y sus vestidos potencian los diferentes tipos de figuras. Hizo colecciones cápsulas con Eugenia Suárez y Verónica Lozano, que le dieron muchísimo éxito.
Texto. Florencia Garibaldi
En tus comienzos fuiste muy autodidacta y comenzaste en tu casa. ¿Cómo arrancaste?
Mi familia se dedicaba a la estampería y desde chica me gustaban las telas y hacerme disfraces. Luego me lo tuve que tomar en serio para vivir porque tuve un hijo muy chica. Cuando empecé a mis 18 años ni siquiera existía la carrera de Diseño de Indumentaria. Iba armando las colecciones mirando diseñadores de afuera y arranqué teniendo como referentes a los mejores. Con el tiempo me fui perfeccionando, hice cursos de dibujo, de textiles, estampados, bordados. Aún sigo buscando. Por ejemplo, el año pasado estudié tecnología 3D que es el futuro de lo que se viene. Porque hoy la indumentaria se sigue confeccionando de la misma manera que en la época medieval.
¿Por qué siempre hacés colecciones tan extensas?
Me gusta hacerlas amplias porque trabajo mucho las formas de los cuerpos y los distintos estilos. Busco que haya vestidos para todas. Pienso siempre en la clienta, que sea confortable, anatómico y con cortes estratégicos. Trabajo mucho la moldería. Me importa resaltar lo femenino y la belleza de la mujer. Soy obsesiva de los procedimientos y de las normas de control de calidad. Tengo un gran equipo con gente muy talentosa.
Un vestido es una prenda que debería perdurar en el tiempo…
Mis prendas no pierden vigencia. Hay clientas que vienen con vestidos míos de hace 15 años y están en uso. Es un valor agregado que encuentro.
“El plus de la mujer hoy es que es independiente y ha logrado estar en todos los espacios. El vestido es parte de lo que la mujer puede transmitir”
¿Por qué elegiste el vestido como estrella?
Me inspiro en la mujer. La belleza se logra con un vestido adecuado. Tomo de referencia a mis musas, que son con quienes estoy armando las colecciones cápsulas: la China Suárez y Vero Lozano. Son mujeres poderosas. El plus de la mujer hoy es que es independiente y ha logrado estar en todos los espacios. El vestido es parte de lo que la mujer puede transmitir.
¿Por qué elegiste a ellas dos específicamente?
En el caso de la China fue una propuesta de ella, que me llenó de felicidad. Tuvo la visión de empezar a querer su propia vestimenta. Siempre genera ideas muy propias y vanguardistas. En nuestra integración nos potenciamos. Ella le da vida a los diseños y yo en vez de arrancar de una hoja en blanco, empiezo con ella como mi musa. Lo de Vero fue una propuesta de parte mía porque ella venía haciéndose conmigo vestidos exclusivos para las galas. Es un gran referente y lo que usaba después me lo pedían, era un éxito. Las cosas funcionan cuando hay energía focalizada en común y cada una aporta lo suyo. Es una fiesta tenerlas en el taller.