Si bien es uno de los nuevos talentos de la pantalla chica, sacado a la luz por la tira La Leona, la realidad es que Paula Cancio desembarcó en el país directo desde España, con un bagaje actoral previo. Es la novia del actor Miguel Ángel Sola, que la trajo a esta rinconcito de la tierra y con quien protagoniza en teatro la obra El Diario de Adán y Eva.
Texto. Florencia Garibaldi Fotos. Ana Grucki
Dicen que las argentinas son las más lindas del mundo, pero aquí nos encontramos con una excepción que rompe con esa regla. Paula es una española que apareció para demostrar que afuera de nuestros límites territoriales, también existen grandes bellezas. Al ritmo de un acento que enamora y una voz sumamente suave, nos introdujo en su historia y nos permitió espiar en profundo por un rato su carrera.
Tu abuelo Raúl Cancio fue un actor popular en los años cuarenta y cincuenta en España. ¿Lo tomaste de referente a la hora de definir tu vocación?
Me considero actriz desde que nací, cuando era pequeña jugaba a disfrazarme, a crear personajes y me ponía la ropa de mi madre. Obviamente todo está vinculado a mi abuelo, y a todo el material que tengo de él, porque nunca lo conocí en persona. Murió antes de que naciera pero estuve en contacto con su legado toda la vida. También influyeron mis padres que son fotógrafos.
¿Por qué la participación en la serie Cuestión de sexo fue el salto a la fama?
Venía haciendo personajes en varias series, pero Cuestión de Sexo marcó un antes y un después. Interpretaba a una chica lesbiana y en España se había dado muy poco la presencia de lesbianas en televisión, habían aparecido una sola vez y eran mujeres mayores. Tuvo mucha repercusión. Se hablaba de la relación lésbica en dos chicas adolescentes. Es una edad donde empezás a sentir, a experimentar y si se dan cuenta que les gustan las mujeres tal vez no se atreven. Les dimos un empujón a todas para demostrar que se puede y en un lugar como la televisión, que marca un modelo. Recibí muchas cartas dándome las gracias por eso, por salir del prejuicio. Tocamos el tema sin buscar el morbo, sin el costado machista. Fue mi bisagra y después me fui al siglo XIII en Todas las Intrigas para las Ciegas, luego hice Puente Viejo, mi primera tira diaria que está arrasando en Italia y me hizo saltar a otro país.
“La televisión argentina es un entorno que me moría por conocer. Me adapté muy bien, me siento como en casa, veo mucho paralelismo con Madrid”
Y ahora también estás en la Argentina…
Cuando me llegó la oferta de La Leona estaba rodando mi primera película que se llama Felices 140 donde interpreté curiosamente a una argentina (se ríe). Fue un año muy intenso, también había estrenado Testosterona en el teatro, entonces salí del under y llegué a lo comercial. En el medio de todo eso, apareció la oferta y fue estupenda. Mi personaje es muy distinto a lo que venía haciendo, en un entorno que me moría por conocer. Me adapté muy bien, me siento como en casa, veo mucho paralelismo con Madrid.
Luego de hacer tira diaria en España, ¿encontrás diferencias metodológicas con la forma de trabajar acá?
Llegué con el training de rodar muchas escenas en un solo día. Pero aquí todavía la velocidad es mayor que en España y la capacidad que tienen para resolver es increíble. Te citan a las 12 del mediodía del día anterior y te dan los guiones para el día siguiente, no lo podía creer. Allá te entregan las cosas con una semana de anticipación, y me permitía saber que iba a hacer con tiempo. Aquí cuando te dicen que es un trabajo con exclusividad, es así. La televisión igual te otorga flexibilidad y eso es maravilloso. El texto tiene que salir orgánico de uno, aunque tiene que haber una guía. El hecho de que te permitan que pase por ti y que si hay palabras que no las sientes tuyas, las puedas cambiar y seguir diciendo lo mismo. Acabas añadiendo mucho. Es un juego muy creativo y le aporta a los guionistas también. Y otra cosa es que rodé sobre el momento, grabás algo y sale a los dos días. En España tarda un mes y medio capaz en ver la luz.
Te tocó trabajar con Miguel Ángel en La Leona. ¿Cómo fue ponerse del otro lado y hacer de amante?
Nos entendemos muy bien a nivel laboral. Tenemos muchísimo respeto por la profesión y sabemos dónde dejar la vida profesional cuando comienza el personaje. Eso tiene que ser así sagrado. Aprendo horrores de él, no es un tipo que enseña con consejos, solo hay que verlo trabajar. El hecho de hacer de su amante es genial, sos la otra con tu propia pareja. Entré de lleno. Estaba fascinada con que tuviera a su mujer y me permitía jugar un montón. Con Esther Goris nos reíamos mucho, yo la animaba, le decía “has algo eres su mujer, yo soy la otra”. Todavía hay mucho por ver de lo que va a pasar (risas). Es una familia muy siniestra esa. Hacer de su esposa es un juego que ya me lo sé, esto fue un desafío.
¿Cómo vas a elegir donde quedarte a vivir?
Voy y vengo. Ahora comienzo una coproducción hispano argentina que se va a rodar parte allá y parte acá. Hago un hueco en la gira de la obra de teatro para filmar esa película. Es un privilegio tener dos orillas y las aprovecharé a full. Tengo una nena chiquita y viene a todos lados con nosotros. Aun no generó la necesidad de establecer un lugar si o si, sobre todo por la escolaridad. Hoy por hoy vamos donde el trabajo nos llame. Ambos tenemos ofertas en los dos lados por suerte.