El Cirque du Soleil volverá a pisar tierra argentina en abril, en su sexta visita al país. Con motivo de sus 32 años desde su fundación en Canadá, deslumbrarán con el show Kooza. El irlandés Patrick Flynn, director artístico de la obra, cuenta todo sobre la cocina de este mundo de talento.
Texto. Mauro Albornoz / Fotos. Gentileza Tiff Prensa y Comunicación
La historia del Cirque du Soleil es de aquellas que han logrado ganarse su fama: dos payasos que lograron edificar un imperio con su propio arte. Hace más de tres décadas se fundaba una compañía canadiense de entretenimiento, la cual se describe a sí misma como un “montaje dramático de artes circenses y esparcimiento callejero”. Desde sus inicios en 1984, se ha transformado en una gran empresa ubicada en Quebec, Canadá, que produce espectáculos artísticos de alta calidad. Su equipo de 4.000 empleados consta de más de 1.300 artistas procedentes de más de 50 países.
En el Cirque hay una determinada conexión entre el público y los artistas, como una especie de interacción mágica porque “particularmente se da una comunicación y un intercambio energético que ocurre durante el show. Los artistas ofrecen una energía creativa desde su lado pero el público la devuelve con los aplausos. Se genera una relación íntima entre el arte y la gente. Es impresionante”, relata Patrick.
Nació en Irlanda y hace 15 años que trabaja en el Cirque. Antes de empezar tenía ciertos perjuicios con el mundo circense ya que venía de una formación más musical. Bailaba en Broadway, hasta que el staff del Cirque lo invitó a sumarse a su show. Signado por la disciplina y el talento, Patrick cuenta que este tipo de shows requieren de innovación constantemente: “Kooza es diferente de los otros montajes que se han visto en la Argentina. La idea es volver a nuestras raíces del circo. Como dos ejes centrales podemos destacar la acrobacia con trucos nunca antes vistos por el gran impacto que tienen y un lado de comedia con payasos. Podríamos decir que la risa es el hilo conductor de este show”.
El nombre Kooza se inspira en la palabra sánscrita koza, que significa “caja”, “baúl” o “tesoro”, se eligió porque uno de los conceptos subyacentes de esta producción es la idea de un circo en una caja. Trabajan 48 artistas, entre músicos, cantantes y los referentes de las distintas disciplinas de las artes circenses. Pero la preparación para estas obras requiere de mucho trabajo. Entrenan alrededor de 60 horas durante la semana y tiene un estricto control respecto de su alimentación.
A Patrick lo que más lo motiva en sus viajes por el mundo es llevar arte. Se dice que el talento trasciende épocas. La profundidad misma del espíritu de un artista. Y es que una obra no sobrepasa límites únicamente por su nivel de perfección técnica sino por el lenguaje visual y su capacidad de transformar la realidad. “El Cirque tiene éxito porque sacamos a las personas de su mundo para viajar a otros espacios”, relata Patrick. Ellos viajan por más de 300 ciudades de 40 países en los seis continentes, pero no importa a donde el destino lleve su cuerpo, es un nómade por maturaleza. Uno de sus máximos placeres es poder conocer nuevas culturas.
“El Cirque du Soleil es como una gran familia numerosa”, remarca Patrick con su acento irlandés españolizado, en la que no sólo trabajan juntos sino que además conviven y viven bajo la misma carpa llamada “El Grand Chapiteau”. Entre los 300 miembros que componen esta tropa, hay parejas, matrimonios, familias y niños. Unidos por un sueño, la disciplina y el estilo, este equipo supo imponerse en el mundo y contar con artistas de primer nivel. Su mayor combustible es el talento y su capacidad de innovación constante: “A veces decimos que somos como un pueblo pequeño, y en ese sentido es nuestro estilo de vida, el de los artistas”.
Palabras Mayores:
“Creo que llegar a nuestras metas en el ámbito laboral requiere de disciplina ante todo. Poco tiene que ver con capacidad o suerte sino con el trabajo constante. También hay que entender cuál es nuestro sueño correcto, que no tiene que ver con si es realizable o no, sino con el empeño de poder alcanzarlo”