En vísperas del 2024, en medio del caos y las resoluciones de Año Nuevo, te venimos a traer un poco de paz: tranquilx, no hace falta que hagas un balance, no hace falta que te pongas metas para ser una “mejor versión”. En la nota te contamos por qué.

Por: Josefina Aragonés | Imágenes: Stock


En un mundo obsesionado con el éxito y el progreso constante, la presión por hacer un balance del año y definir objetivos para el próximo puede ser abrumadora. ¿Cuántas veces nos propusimos bajar 10 kilos, aprender un nuevo idioma o cambiar radicalmente nuestro estilo de vida? Y, sinceramente, ¿cuántas de esas metas realmente alcanzamos?

Termina siendo agotador. Pero, ¿y si te decimos que está bien dejar de lado ese ritual? En lugar de entrar en la vorágine de resoluciones inalcanzables, te proponemos abrazar la paz que se encuentra en vivir sin el estrés y la frustración de las expectativas imposibles.

Las resoluciones de Año Nuevo a veces se convierten en cadenas que nos atan a una versión idealizada de nosotros mismos. Es momento de dejar ir esa carga. La verdad es que no necesitás un nuevo año para ser una “versión mejorada” de vos mismx; podés hacer los cambios que tengas ganas de hacer por tu bienestar en el presente, sin la presión de una súper transformación.

Además, establecer objetivos puede ser una trampa. Entramos en la ilusión de que alcanzarlos nos va a traer LA FELICIDAD, y mientras tanto, perdemos de vista todo lo lindo del presente. En lugar de enfocarnos en lo que no tenemos, ¿por qué no reconocer y agradecer lo que ya está frente a nosotros? La gratitud puede ser una fuerza poderosa para cambiar tu perspectiva y darte una sensación de plenitud en el ahora.

Tal vez, este fin de año, en lugar de cargarte de expectativas, date el regalo de la aceptación. Aceptá que la vida no siempre sigue un plan y que está bien no tener todo resuelto. Después de todo, la verdadera magia está en aprender a disfrutar del viaje, incluso cuando no sabés exactamente a dónde te va a llevar.

No estamos diciendo que renuncies a tus sueños, pero te animamos a vivir el ahora sin las ataduras de metas inalcanzables. Y sí, podrías proponerte objetivos más alcanzables, pero quizás este no sea el momento de sumar presiones. La vida ya nos exige suficiente; démonos un respiro y abracemos lo que tenemos.

No te pierdas la magia de lo que ya está acá mientras perseguís lo que todavía no alcanzaste.