MONA GALLOSI ESTUDIÓ PERIODISMO Y DISEÑO DE INDUMENTARIA, PERO LA COCTELERÍA SE LE IMPUSO. COMENZÓ A TRABAJAR, PARA PAGARSE LA FACULTAD, EN LA BARRA DE UN RESTÓ THAI LLAMADO EMPIRE. ALLÍ ESTUVO ONCE AÑOS APRENDIENDO EL OFICIO Y HOY ES UNA DE LAS BARTENDERS MÁS CONOCIDAS DEL PAÍS. ADEMÁS, FUNDÓ SU PROPIA EMPRESA DE BARRAS MÓVILES, SCOTCH & SODA. 

Texto. Flor Garibaldi / Fotos. Monstruo Estudio


Oriunda de Cipolleti, Río Negro, llegó a Buenos Aires para estudiar. Primero pasó por Periodismo en la Universidad de La Plata y luego se anotó en Diseño de Indumentaria en la Universidad de Buenos Aires. Para solventar sus estudios, comenzó a trabajar en Empire, donde arrancó limpiando baños, fue camarera y a los dos meses ya estaba detrás de la barra a cargo de la caja. Fue en ese momento que comenzó a familiarizarse con el arte de la coctelería. “Empecé a experimentar con mis clientes y a investigar. Tenía una guía en inglés, como no sabía el idioma, traducía con un diccionario. Arranqué a incursionar en la coctelería de forma autodidacta. Seguí estudiando a la par Diseño y cuando me recibí me di cuenta que prefería la gastronomía. En ese momento, me descubrió una empresa que estaba buscando hacer más femenino su staff de bartenders y me propusieron trabajar para ellos y armar cocteles. Arranqué entonces un segmento en radio Metro en Basta de Todo”, cuenta Mona.

Su abuela paterna fue la que la introdujo en el mundo gastronómico y le enseñó a cocinar, a cosechar la tierra y la puso en contacto con la gran cantidad de vegetales y plantas que tenían en la chacra donde vivían. Pero fue su abuelo italiano el que la hizo probar los aperitivos. Con esa fusión de comida y bebida, más su inquietud nata, desarrolló el sentido del gusto a muy temprana edad y aprendió qué podía mezclar con qué. “En mis comienzos estaba de moda el daikiri y las bebidas dulces, pero a mí el dulce me gusta en los postres y mi coctelería la tiraba a algo más equilibrado, más seco. Me inclinaba por las bebidas más fuertes. En el 2001, se puso complicado porque no entraban ciertas bebidas por problemas con las importaciones, tuve que aflorar la creatividad y explotar lo que tenía a mano. Al trabajar en un restaurante tailandés estaba rodeada de especias y frutas exóticas. Así, fusioné syrups, vodkas, maceré y descubrí el sentido de los gustos. Al salir de lo tradicional, me convertí en una experta de la coctelería de autor”.

Es una de las mujeres pioneras en su oficio y revolucionó los medios de comunicación. Fue la primera en hacer un segmento de radio, donde además de contar cómo se preparaba un trago, llevaba todos los ingredientes y lo armaba en vivo mientras los periodistas observaban el proceso y luego probaban. “De todo lo que estudié, de la parte de diseño, uso lo creativo y lo estético. El cóctel es como una mujer, o un gran vestido. Primero ves cómo está vestida, luego el aroma que te envuelve, y por último el sabor. Lo que aprendí en periodismo me ayudó también, por ejemplo en análisis de texto, la escritura. Todo eso son mis herramientas. Por cuestiones de política, la empresa que me contrató dio de baja el segmento en la radio pero me convertí en empleada de la Metro, me contrataron. Así pasé por todos los programas”. Luego, se dedicó a armar eventos pequeños en el restaurant, a hacer presentaciones para marcas y cada día se hizo más fuerte.

Mona se capacitó, tomó cursos con todos sus pares y aún hoy se sigue sentando en las barras de todo el mundo para estar al tanto de las novedades y la evolución. Es la dueña de Scotch & Soda, se dedica a asesorar, y se especializó en desarrollo, que implica desde hablar con el arquitecto por la construcción de la barra hasta cerrar convenios con las empresas de bebidas. Actualmente, también trabaja para Grupo Campari, Chandon, desarrolló los tés en Tea Connection, representa a Belvedere como embajadora del vodka, asesora a una bodega de vinos, tiene un acuerdo comercial con los hermanos Petersen para los cuales hace eventos sociales todas las semanas, da clases corporativas para empresas y en su propio espacio para gente que es amateur. “Me interesa algo más que sólo estar detrás de la barra, algo más empresarial, relacionado con lo artístico y la experiencia. Llevo 17 años trabajando en esto, 12 de forma profesional. Me di cuenta a los 26 años que era gastronómica al cien por ciento. Soy experiencias líquidas y la coctelería es mi vida”, concluye Mona.

Palabras Mayores

“Siempre hago una diferencia entre bartender y barwoman. La barwoman es la de boliche, la bartender es la de bar, la de desarrollo. En el boliche no tenés contacto con el cliente, atendés 1500 personas, es palo y a la bolsa. Yo soy bartender. Si bien me ayudó mi estética y ser simpática, siempre fui una mina que supo cómo abordar al cliente y dónde poner los límites”