Lleva la música en su ADN y desde los 16 años que comenzó a tocar, jamás cesó su hambre por crear y distinguirse. Hoy en día la rompe en las principales pistas del país y es una de las caras más conocidas del House. Además, dirige Arjaus, la academia dedicada exclusivamente a la música electrónica.

Texto. Flor Garibaldi – @efegaribaldi / Foto. Mariano Michkin – @marianomichkin


Desde chico Matías le huyó a lo tradicional y en una época en la que ser Dj no era considerado una carrera profesional, puso toda su energía para romper con lo establecido y dedicarse a lo que era su pasión. Empezó a tocar en fiestas de amigos pero su primer trabajo oficial fue en la matinée de Pacha. “Tenía que llevar mis equipos y los alquilaba. Me salían cien y me pagaban cincuenta. El acceso a la música era más complicado y si realmente te dedicabas a ser Dj era porque lo dabas todo”, cuenta.

Cuando la matinée terminaba, Matías no podía asistir a la fiesta siguiente porque era menor de edad. Entonces se quedaba encerrado en el baño dos horas y cuando veía que arrancaba, salía. “La primera vez que lo hice, sentí la magia. Estaba tocando Carlos Alfonsín y el silencio era tal que sólo se escuchaba la música. Ahí flasheé para siempre, me marcó”. Poco a poco, fue metiéndose en el ambiente nocturno y el Director Artístico de Pacha, que era el encargado de traer a los artistas internacionales como Tiesto, le dijo si quería participar los sábados de una fiesta gay. “Le metí quinta a fondo, me pasé dos semanas armando el set y arranqué en la terraza en el 2008 y estuve hasta que cerró el boliche”.

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Mientras tanto, estudió Relaciones Públicas en UCES y cuando le faltaban cuatro materias dejó. Había arrancado a trabajar con una agencia brasileña de Djs y viajaba tres veces por mes a Brasil. Eso le dificultó la cursada y la dejó porque priorizó la música. “Pasé por muchos procesos, pero lo que me dio el empujón fue un año nuevo que me fui a tocar a Río de Janeiro. Estaba solo, mirando por la ventana los fuegos artificiales y me deprimí, extrañaba un montón. Tenía planeado mudarme afuera pero preferí quedarme en Argentina. Muchos piensan que irse a tocar afuera es como el fin último, cuando tu meta tiene que ser aprender. La carrera y el desafío es con uno mismo, no con los demás”, asegura. Comenzó a crecer a  grandes saltos: llegó a Creamfields en el 2012 y luego hizo el warm up de Fatboy Slim. Para Matías, la música habla de lo que cada uno es y en su caso refleja su modo de vida. Por eso, siguió la línea del House porque le resulta un estilo alegre, que se relaciona con vivir el momento. 

En paralelo hace cinco años, creó Arjaus junto a Mariano Trocca. Empezaron con una sala para cinco chicos y ahora tienen 290 alumnos por año. Actualmente están por lanzar la versión online de la escuela para dar cursos. Habrá videoconferencias, textos de apoyo y contacto virtual con los profesores. “Nuestro slogan es `donde quieras, cuando quieras´. La enseñanza tradicional murió. Lo que se viene en la revolución tecnológica. En Arjaus canalizás el aprendizaje, hay metodología, contenido técnico y experiencia”.

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El perfil de alumnos de Arjaus es aquella persona a la que le encanta conocer cosas nuevas, creativa, que no se cierra, que está abierta a la tecnología, a los cambios bruscos y que se adapta. “Atraemos lo que somos. Hasta vienen músicos de rock que quieren aprender a mezclar instrumentos con el poder que te da un software. Ya no hace falta pasar ocho años en un conservatorio para aprender y eso es democratizar. La única forma de que una sociedad evolucione es cambiar los paradigmas”.

A pesar de sus grandes logros, Matías admite que lo más valioso de su trabajo es la parte humana, haberse hecho amigos, conocido lugares y madurar a nivel personal. Sin ponerse un techo, busca seguir creciendo como artista y productor musical, además de posicionar la academia a nivel mundial y que sea la número uno de habla hispana.

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PALABRAS MAYORES

“En esta sociedad tan desmotivada, encontrar tu pasión hace que te enfoques. La industria creció, se profesionalizó y la competencia es mucha, por eso tenés que ver la manera de diferenciarte. Si trabajás en vos mismo y lo que hacés tiene jugo, la gente lo compra”