Un mix entre Los Chalchaleros y Los Ramones, con matices de Tarantino y las figuritas Basuritas. Un estilo que proviene de la adoración a la banda Los Gatos y a la película The Warriors. Una “mezcla divertida y fatal” entre el barrio porteño de Almagro y la provincia de Tucuman: así es el sexteto con dos décadas de trayectoria que acaba de presentar la primera parte de su cuarto disco Chuy.
Texto. Stephanie Peuscovich @stehpiepeusco / Foto. Guillermina Andrade @fotografiaguillerminaandrade / Ilustración. Katherine Dossmann @k2man
RUBRO: música
ELEGIDO POR: transmitir un estilo poco convencional
¿Cuáles son las raíces musicales de la banda?
José: Nosotros siempre vivimos en Buenos Aires pero como mi vieja es tucumana y toda la familia está allá, era el destino de nuestras vacaciones. Ahí se respiraba folklore aunque mucha bola no le daban.
Roberto: Más que nada respirabamos provinciania. En un año, cuatros meses de nuestra crianza eran en Tucumán.
J: Mi viejo tocaba la guitarra, sabía algunas canciones de folklore que las aprendió en ese boom de los 70, para el levante. De hecho así conoció a mi vieja, porque además es muy sensual el folklore. En casa a veces tocaba esas 3 o 4 canciones que sabía y nosotros nos sentabamos a escucharlo, pero para esperar que termine y agarrar la guitarra para no hacer nada más que pegarle. No le dábamos mucha bola a la música en ese momento.
R: Nos llamaba la atención el instrumento pero pasamos una infancia medio en la nebulosa, quizá eramos un poco estúpidos o teníamos otras cosas en la cabeza. Sin embargo, la música siempre flotaba alrededor nuestro. A mi papá le gustaba el tango y el folklore y mi mamá escuchaba mucha música clásica los días de semana y los fines de semana se permitía un Julio Iglesias o un Roberto Carlos. Ahí está la génesis de la música que hacemos.
¿Y ustedes escuchaban otros estilos de música?
J: Yo muy precozmente arranqué a escuchar punk. Me dieron el disco Dulce Navidad de Ataque 77 y me abrió como una campera la cabeza. Al toque el hermano de un compañero de colegio me dijo que eso era una imitación de Los Ramones y me llamó la atención. Me pareció raro que un grupo norteamericano se llame así. Me compré el cassette y cuando lo escuché se me abrió el culo digamos, no la cabeza, fue otra sensación (se rien).
R: Mucha música o influencia musical en la primera etapa de mi vida tiene que ver con José. Él ya estaba como muy motivado por escuchar cosas nuevas y yo creo que cultivaba lo mismo pero de una forma mucho más pequeña. Porque estaba afiliado al deporte, quería ser pumita y no lo logré. El primer cassette que compré fue Surfing USA de los Beach Boys.
J: Pero el látex de la bombucha que cubre todo siempre fue y es el folklore. Ahí nosotros encontramos la forma de decir y nuestra voz.
“El látex de la bombucha que cubre todo es el folklore. Ahí encontramos la forma de decir y nuestra voz.”
¿Cómo nace la banda?
R: Antes de ser Los Tabaleros, nos juntabamos los viernes en la casa de mi amigo Grillo a tomar whisky, jugar a los dardos y al folklore.
J: Poniamos a Los Chalchaleros fuerte y hacíamos que cantábamos. Ya éramos unos boludos re grandes. Nosotros venimos de Almagro y la juventud en ese momento no escuchaba folklore y en el surgimiento de La Sole o Los Nocheros, escuchar eso era ser el más grasa del mundo. Nos sentíamos innovadores, por lo menos para nuestro círculo porque en Capital era loco un grupo que mezcle folklore y rock.
R: De pedo encontramos peñas a la que iban universitarios y con toda esa nostalgia que se tiene del interior se vuelve más profundo el fol-klore, como el porteño que se va a afuera y escucha un tango y moquea. Allí descubrimos que si tocábamos con ganas los pocos temas que sabíamos nos regalaban vino. Y así empezamos. Teníamos 7 meses de banda, uno de los chicos no sabía hacer ni FA y fuimos a un festival, ganamos y nos dieron la posibilidad de compartir escenario con Los Chalcha.
Mucha gente que no escuchaba folklore lo hace gracias a su música, ¿Qué les produce esa sensación?
J: Desde el momento cero fuimos las únicas personas que dijimos: “Esto no lo vamos a largar nunca más en nuestras vidas porque llegó para quedarse“.
R: El folklore fue una pasión y lo sigue siendo. Por eso nos sentimos joviales y haciendo algo nuevo porque estamos ensalsados en un hemisferio y un mundo, que es muy personal y que nos hace mucho bien. Es una satisfacción muy grande poder ser un intermediario de un género que a nosotros nos sirvió mucho para sobrevivir. Yo entiendo que si vos escuchas Los Tabaleros y te gusta, querés saber cuáles son las raíces, como me pasó a mí con muchas bandas. Te vas interiorizando y encontrás que hubo un folklore digno, fuerte, con una gran poesía y lírica en donde lograron hacer grandes obras de arte. Hay mucha cosa linda que está perdida y después viene una Amy Winehouse y te hace reflotar el jazz y el blues, pero no lo escuchaste hasta que ella no apareció. Nosotros queremos ser Amy pero sin pollerita.