Hace diez años trabajó como utilera en el Lola Membrives, teatro en el que hoy protagoniza Sugar, el musical más taquillero de calle Corrientes. Además, conduce Dale que vale, Combate y confirmó que será jurado del Bailando 2018. Dice no disfrutar la exposición, agradece cada oportunidad y confiesa que su límite es la deslealtad.
Texto. Manuela Ghitta @manughitta / Foto. Mariano Michkin @marianomichkin
La cita es en el Lola Membrives. Laurita llega enredada en su bufanda, pelo atado y café en mano. Saluda a cada técnico, incluso hace chistes con más de uno. Nos da la bienvenida a nosotros, a los productores, y fotógrafos, y va directo a su camarín para que la peinen y maquillen. Una vez lista serán casi dos horas de fotos: en ningún momento pierde la sonrisa. Ya de nuevo en jean y remera, pide un café con leche, un tostado de tomate y queso en pan árabe, y entonces sí, charlamos.
¿Cómo llegó la propuesta para protagonizar Sugar?
Nunca imaginé que algo así podía suceder. Me llamó Gustavo Yankelevich y tuvimos un primer encuentro súper secreto. Me contó la propuesta y sentí una emoción tremenda. Traté de actuar normal pero quería gritar, saltar, abrazarlo. Sentí también una responsabilidad enorme, ser Sugar Kane podía salir muy bien o muy mal. Por suerte salió excelente. Fue hermoso sumarme a un equipo de trabajo tan talentoso, que me recibió tan bien. Además, fue muy liberadora una frase que me dijo Gustavo en aquella reunión: “Vos ocupate de lo que hacés arriba del escenario, de lo que sucede abajo me ocupo yo”.
¿Y qué significa Sugar para vos?
Es un sueño cumplido, un anhelo que se materializó después de muchos años de estudio, trabajo, perseverancia y constancia. Así que disfruto cada momento, cada segundo arriba del escenario y el después. La gente nos espera a la salida del teatro y es súper lindo.
Y ahora ¿con qué soñás?
Me encantaría seguir haciendo musicales como este, en el que puedo aplicar todo lo que estudié. También me entusiasma muchísimo seguir creciendo en la conducción. Combate, por ejemplo, es un proyecto que me fascina. Es un programa súper divertido, en el que tengo la libertad para hacer lo que se me ocurra.
“Me siento una mujer empoderada, poderosa. Tengo un tren atrás y solo avanzo. Es maravilloso sentirme así.”
En ese combo ¿qué pasa con el Bailando?
¡Voy a ser jurado! Nací de un casting de cinco mil chicas que ellos mismos hicieron y que hoy me ofrezcan este lugar es hermoso. El programa de Marcelo se prejuzga, pero en lo que hace a lo artístico está buenísimo.
¿No tenés ganas de alejarte de lo mediático por un tiempo?
De alguna manera me llamaron para protagonizar Sugar por la popularidad que me dio el Bailando, creo que ahora todo se complementa, que ya no existe tal división. No voy a dejar de ir al programa de Marcelo por estar en Sugar. Para mí, una cosa no impide hacer la otra. Es clave mantenerse fiel a lo que uno es, cree y defiende. Yo tuve un momento de sentirme muy expuesta en lo personal, de no sentirme cómoda. Pero bueno, hay que lidiar con eso.
En ese sentido pareciera que tu exposición es más reactiva que buscada…
Totalmente. No disfruto la exposición. Nunca anhelé ser famosa. Soñaba con poder bailar toda la vida, vivir de lo que amo. Ser famoso es algo muy efímero y en mi caso algo que llegó de casualidad por estar en el Bailando. Fue un regalo que tomé y experimenté. Al principio hubo situaciones que no supe cómo manejar o que hoy miro para atrás y reaccionaría distinto, pero en ese momento las transité como pude. Entiendo que esas cosas lindas pueden venir acompañadas de otras que una no disfrute tanto. Sigo aprendiendo a mediar con eso.
Algo que, imagino, también experimentaste y aprendiste a partir de tu relación con Fede.
Muchísimo. Él era más para afuera que yo y por momentos me sentí súper desnuda, no me hallé en ese lugar y dije “bueno, pará Laura, este es tu límite”. Hay cosas que siento que tienen que quedar en la privacidad y creo que desde esta última separación también aprendí a guardarme lo que es mejor que quede para mí, para nosotros. Me ha pasado de darme cuenta que a veces hablo como si estuviese en el living de mi casa, con un amigo. Y no, no son mis amigos los que están del otro lado preguntándome. Tampoco tuve una familia famosa, conocida, donde pude ir aprendiendo. Me fui haciendo sola y fui reconociendo qué me hacía sentir bien y qué no.
Hablás de límites, ¿ hay algo que no perdonarías?
La deslealtad. La mentira. Ir por atrás, sobre todo entre amigos. O que se metan conmigo, con mi trabajo. Jamás me metería con el trabajo de otro.
“Protagonizar Sugar es un sueño cumplido, un anhelo desde muy chiquita que se materializó después de años de estudio, trabajo, perseverancia y constancia”
Cuando se supo que ibas a protagonizar Sugar se habló de algún conflicto con Griselda (Siciliani), incluso con Susana (Giménez).
Era obvio que iba a pasar eso. Pero nada que ver. Yo vine a ver todos los ensayos con Griselda en el teatro. Ella me enseñó cómo eran los cambios, me agarraba de la mano y me mostraba cada rinconcito. Hasta me dejó un regalo para el estreno, una divina. No me metí en el lío porque sabía que la realidad era diferente. Lo mismo con Susana. La verdad es que las dos fueron amorosas y solo tengo palabras de agradecimiento.
¿Tenés amigos en el medio?
Pocos. Tal vez sí del baile, pero no de la televisión. No me hice muchos amigos de grande. Obvio que en el medio tengo muchísimos conocidos, gente con la que tengo la mejor, que quiero, pero mis amigos son los mismos desde hace años.
¿Y cómo es tu relación con tu familia?
Les agradezco todo. Si ellos no me hubiesen acompañado, costeado las clases de canto, baile y actuación, hoy no podría estar haciendo lo que me gusta. Siempre me apoyaron, desde chiquita cuando por primera vez dije qué era lo que quería hacer. Me acompañaron siempre. Mamá, por ejemplo, no se perdió un día del Bailando y ahora viene acá al teatro.
“En el laburo uno tiene que salir a buscar oportunidades, tocar puertas, romperse, ir y venir, pero en el amor… No hay castings de amor”
Siempre hablas de lo difícil que fue la separación de tus padres para vos…
Sí. Mis papás están separados desde que yo soy muy chica y espero que a mí no me toque separarme cuando elija al padre de mis hijos. Pero bueno, es la vida. Trataré de no repetir aquello que a mí no me hizo bien, pero seguramente cometa nuevos errores. Sí tengo claro que quiero ser madre de más de un hijo. Que quiero formar una familia. Igual, soy muy relajada. En lo artístico, en el laburo, uno tiene que salir a buscar oportunidades, tocar puertas, romperse, ir y venir, pero en el amor… No hay castings de amor. No creo que el amor sea algo que se busque, aparece.
Te escuché decir que arriba del escenario no tenés miedos ¿qué pasa abajo?
Es que el del escenario es un lenguaje particular. Arriba del escenario todo está justificado. El baile, la música, la expresión, son un espacio de libertad, entrega y desnudez que me genera una adrenalina espectacular. Es mágico. Ahora, tengo que cambiar una rueda y muero de miedo, puedo romper todo.
¿Te consideras feminista?
Creo que a veces para lograr ciertos equilibrios hay que irse a los extremos. Después de muchos años de machismo había que ir al otro extremo, para luego llegar a un punto intermedio. Por supuesto que mi ideal es la igualdad entre todos. Y en cuanto a la legalización del aborto, siempre me manifesté a favor. Es como sucedió con el divorcio o el matrimonio igualitario, no significa que todos se van a divorciar o casar con gente de su mismo sexo, es simplemente una ley que es necesario que esté a disposición de todos.
“Creo que ahora todo se complementa. No voy a dejar de ir al Bailando por estar en una obra como Sugar. Para mí, una cosa no impide hacer la otra”
¿Te sentís una mujer empoderada?
Sí. Admiro a las mujeres poderosas: Madonna, Susana. Poderosas por su fuerza, caballos que van para adelante. Y me siento identificada porque sí, tengo un tren atrás y me encanta avanzar. Es maravilloso sentirse así, poderosa y empoderada.
Remix 9×9
Un actor con el que te darías un beso de película
con el protagonista de la serie Homeland, que no sé el nombre pero es hermoso
¿Qué comerías sin parar?
¡Helado! Ah, o pizza
Tu toc
No puedo dejar desprolijos los potes de, por ejemplo, queso crema. No tolero dejar la montañita, la marca de la cuchara. Tengo que dejar todo lisito, llano
Lo primero que haces cuando te despertás
Lavarme los dientes
¿A quién stalkeas en las redes?
A Kendal Jenner, me encanta, su look ¡todo!
Eso que no te gusta de vos
Mi ansiedad
Tres cosas que te llevarías al más allá
¡Pizza! No, mentira, pizza no. Un papel y un lápiz… Y música
Un lugar en el que fuiste feliz
Este teatro (lola membrives)
La última persona con la que hablaste por Whatsapp
Mi hermana
Arte: Vale Czerwonogora / St: Murilo Brito @thefancyrebel + Moni Sirio / Video: Film Oh! Producciones
Make Up: Gabriela Águeda Romero garmakeup@gmail.com / Pelo: Sergio Bertran para @Bertranhair
Agradecimientos: Maria Gorof, Luna Garzon, Saverio di Ricci, Justa Osadía, Brezza by Natalí Márquez
Asistente de foto: Juan Poli