La ansiedad, en la actualidad, es un tema recurrente; más que nada debido a la situación particular de aislamiento social y obligatorio a la que nos enfrentamos. Estamos hablando de un trastorno mental que muchas personas sufren, no de nervios o estrés. Lo curioso de esta enfermedad hoy en día es que uno de los motores que la enciende son las redes sociales, una herramienta de la que  pocos se escapan.

Texto: María Belén Prieto / Fotos: Freepik y @coconotdead


Una buena forma de entender la ansiedad es comparándola con el estrés. Mientras que este último representa una respuesta natural ante una amenaza, la ansiedad es lo mismo… pero sin amenaza. Son nervios, preocupación, síntomas físicos que se manifiestan en el ser humano sin que haya una causa clara que los explique. O, por lo menos, si se quiere entender su significado, para muchos, implica años de tratamiento psicológico e, incluso, psiquiátrico. 

Esa falta de respuesta, esa causalidad dudosa, genera todavía más ansiedad. Como me explicó mi psicóloga: se forma un círculo vicioso, en el que uno se encierra en sí mismo generando todavía más ansiedad. De la nada, te das cuenta de que tu corazón está latiendo más rápido de lo normal. Entonces, aparece la pregunta: ¿qué me está pasando? Como no encontramos una respuesta fácil, nuestra mente inventa alguna otra un tanto más complicada. Quizás es un infarto, quizás no es nada. Pero… ¿y si es algo? De repente, te duele el pecho. La teoría del infarto parece tener más y más sentido. 

A veces, estos momentos llegan a grandes escalas y se transforman en ataques de pánico; otras veces, logramos controlarlos y solo queda una sensación de intranquilidad que, con el tiempo, y con suerte, se va. Aunque, si la persona sufre de un trastorno de ansiedad, muy probablemente, vuelva. 

Lo cierto es que se habla cada vez más de la ansiedad, aunque, en la sociedad, siguen quedando vestigios de aquella época tan cercana en la que todavía era un tabú. Muchas veces, leemos contenido sobre salud mental que habla de la ansiedad como si fuera lo mismo que sufrir de estrés o solamente estar preocupado. 

Hoy sabemos que, aproximadamente, 275 millones de personas sufren algún trastorno de ansiedad y seguimos a algunos/as instagramers que se animan a hablar de sus experiencias de manera pública. Una de ellas es María Laura Tenaglia o, como se la conoce en Instagram, @cononotdead. “Desde muy chica me llaman Co, así que respondo a muchos nombres, como también Cocó, Coni, Coqui”, cuenta.

Lo curioso de los casos como el de Cocó es la paradoja de “exponerse” a uno mismo y a los trastornos que uno vive en las redes, mientras que, al mismo tiempo, las redes mismas son un gran motor de ansiedad. 

Los influencers, y el resto de las personas que consumimos contenido online, somos personas conectadas 24/7 con el mundo exterior a través de la pantalla de nuestro celular. Consumimos contenido y generamos contenido constantemente. Nada más esperable de esta continuidad que el hecho de que genere algún tipo ansiedad, sobre todo si existe un trastorno preexistente. 

Cocó estudió Diseño Audiovisual y hace tres años creó una agencia de contenido digital con sus dos mejores amigas: @hey.indi. Ella explica: “Para la época que nació nuestra agencia, me diagnosticaron con Ansiedad Generalizada y, cuando me explicaron lo que era, comprendí que me venía pasando a lo largo de mi vida: a los 11 no quería ir al colegio por miedo e inventaba enfermedades para faltar. A los 15 tuve ataques de asma, a los 18 me asustaba el viaje en colectivo a la universidad, a los 19 me agobiaba la facultad, a los 20 me deprimía el cambio de carrera, a los 22 me deprimía la nueva carrera. A los 24 sentía que me ahogaba dormida y se me dormía la cara. A los 25 tuve depresión y ansiedad severa. Un año después empecé un tratamiento psicológico que funcionó muy bien con mi forma de ser; y, con la ayuda de psicofármacos, pude empezar a entender y trabajar mis creencias para vivir más relajada y saludable”.

  1. ¿Creés que tenés alguna especie de influencia sobre quienes te siguen?  

No me motiva influenciar a nadie. La influencia condiciona y tiene el poder de alterar el comportamiento ajeno. Si alguien hace algo, no me gustaría que sea porque yo lo diga. Por el contrario, me gustaría ser una inspiración y estimular en alguien las ganas de hacer lo que esa persona deseé. 

Cuando hablo de ansiedad en redes creo que lo que genero es empatía. Recibo mensajes respecto a mis posteos o al libro de memorias que compilé (Memorias Ansiosas) y siempre son de agradecimiento por exponer mi vulnerabilidad respecto a un tema que no se habla abiertamente. Es super rico el intercambio virtual entre personas que pasan por lo mismo. Siempre nos quedamos chateando un rato largo y acompañándonos mutuamente en sentimiento. Conocí gente hermosa y hasta me hice de varias amistades. 

  1. ¿Te parece que el tema de la ansiedad y otros trastornos que afectan a la salud mental son tratados cada vez menos como tabúes y hablados más abiertamente? 

Sí, completamente, como muchos conflictos sociales. Para que esto suceda, las redes sociales  ayudaron mucho. Creo que, como todo, tienen aspectos positivos y negativos dependiendo del uso que se les dé. Pero, si las utilizamos correctamente como herramienta de comunicación, podemos romper con muchos tabúes y formar comunidades de colaboración mutua. Cuando tuve ansiedad severa pasé por tantos síntomas físicos que pensaba que me estaba volviendo loca, hasta que conocí muchísimas personas que pasaban por lo mismo y entendí que no era yo sola. 

  1. Pero, por otro lado, las redes sociales pueden ser un motor de la ansiedad, ¿no?

Sí, de la misma manera que nos ayudan, también nos perjudican. Lo importante es entenderlas como lo que son y encontrar tu propio límite. Creo que al dedicar mi cuenta a hablar de ansiedad, convertí su uso en una experiencia positiva. Ahora estoy armando una comunidad llamada @anxi_blog, en dónde la idea es compartir todo lo que salga de un estado ansioso, cualquier expresión artística que cualquiera quiera compartir. 

También me pasa que suelo compararme mucho con lo que veo en redes, física e intelectualmente. Pero, por mi trabajo conocí varios “influencers” y ver en vivo una partecita de sus vidas me hizo romper con muchas creencias automatizadas que tenía. Es importante seguir usuarios que realmente aporten algo bueno en nosotros. 

También hay que entender que todo lo que vemos está condicionado por lo que cada uno quiere mostrar y la realidad es que si estás pasando por un mal momento, no estás pensando en subir una foto a Instagram. En cambio, sí lo vas a hacer cuando salgas a divertirte. Entonces no es que todo el mundo es feliz en las redes sociales, sino que solo mostramos una parte del todo de nuestras vidas. Habiendo comprendido eso, pude ser usuaria de una manera más saludable. Como así también poniéndome límites a su uso. Dejar el teléfono los fines de semana parece una pavada pero es muy nutritivo, lo recomiendo. 

Creadores de contenido recomendados por @coconotdead:

  1. @mattzhaig, un escritor británico que comparte mensajes positivos y de concientización respecto de salud mental. Tiene un lindo libro llamado Reasons To Stay Alive. 
  2. @sighswoon, una artista plástica que habla mucho del impacto de las redes sociales en la vida. 
  3. @realmelissabroder, a quien más admira. Es la escritora de So Sad Today y expone con mucha crudeza todas sus emociones y pensamientos. También tiene un podcast en Spotify llamado Eating Alone In My Car.