DAK1LLAH
texto. Stephanie Peuscovich / @stephiepeusco
¿Cómo comenzaste a batallar en las peleas de gallos?
Cuando tenía 12 años, mi hermana me llevó a conocer una plaza de Devoto donde ella se juntaba o rancheaba, como decimos nosotros, los chicos rapeaban y me hice amiga. Con el tiempo empecé a practicar a rapear y a mandarme en competencias.
¿No conocías nada de la movida?
No. Ubicaba algunos temas de Eminem y cosas como muy generales. No conocía el freestyle. Básicamente no sabía nada.
“Yo nací en esta generación y no existe que el rap sea machista ni que los chicos te excluyan por ser mina”.
¿Te costó ganarte tu lugar en un espacio especialmente machista?
Yo nací en esta generación y no existe que el rap sea machista ni que los chicos te excluyan por ser mina. Encima es una cultura en la que entre todos nos excluimos por el simple beef y no importa si sos una chica o un chico. A mi particularmente no me tocó, no me pasó y defiendo mucho que no es un ambiente machista. Pero bueno, habrá chicas que piensas que sí y eso yo lo respeto. A mi me bancan bastante. De hecho me bancaron más los chicos que las chicas.
¿Crees que es generacional?
Yo digo que no hay feminista más feminista que una mujer de los años 80 a la que le sacaban el aire con un corset y la obligaban a casarse a los 14 años con un tipo de 40. Para mí eso es conocer a fondo lo que defiende el feminismo. Hoy en día ya no pasa eso, entonces debe ser generacional. A mi no me pasó nunca. Pero en algún momento si pasó
“Que nadie te baje, que vos podés ser el número uno. Que la gente habla por hablar. Que siempre hay que decir yo estoy acá, puedo hacer lo que quiero hacer y lo hago bien. Y transmitir eso a la gente, que no se deje bajar por nadie”.
¿Cuál es tu mensaje?
Que nadie te baje, que vos podés ser el número uno. Que la gente habla por hablar. Que siempre hay que decir yo estoy acá, puedo hacer lo que quiero hacer y lo hago bien. Y transmitir eso a la gente, que no se deje bajar por nadie.
¿Cómo fue ese proceso que atravesaste, desde las plazas hasta ahora (una referente de esta cultura)?
Fueron muchos años y además pasaron un montón de cosas en el medio. Yo en un momento dejé las batallas por cosas personales y hubo un tiempo muy largo en el que no tuve nada que ver ni con la música ni con el rap. Pero llega un día en el medio de muchos shows que te aplaude una persona y después te aplauden tres y de repente están bailando tus temas. Yo la verdad lo viví bastante complicado porque siempre hice música sola, no toco con banda ni con ningún compañero. Entonces es un proceso complicado pero acá estamos, rompiendo.
¿Es difícil tener tantos seguidores y cargar con esa responsabilidad?
Es re difícil. Porque además tu vida se hace totalmente pública de un día para el otro. Incluso se enteran cosas tuyas que no las sabe nadie y recibís un montón de críticas de gente que no sabe quién sos. Quizá no saben ni tu nombre pero saltan a decirte un montón de cosas que nada que ver y es difícil porque te comes muchas puteadas, muchas críticas re bajas, comentarios al pedo muy destructivos. Pero ahí es cuando tenés que entender que si a vos te va a importar más lo que dice la gente que lo que estás haciendo, sabiendo que lo estás haciendo bien, entonces el problema pasa a ser más tuyo que de la gente que habla por hablar.
“Yo tengo una marca de glitter, a mi me encanta el brillo. Me encanta el bling, me encanta todo. Y podría decir que aunque me encanta me parece innecesario, pero esa es la diferencia entre el rap y el trap”.
La identidad estética del rap está muy ligada a los lujos y a la cosificación de la mujer, ¿intentas crear una nueva visión?, ¿te replanteas esa identidad?
Yo tengo una marca de glitter, a mi me encanta el brillo. Me encanta el bling, me encanta todo. Y podría decir que aunque me encanta me parece innecesario, pero esa es la diferencia entre el rap y el trap. El trap es todo el blin bling y el rap era camperones, joggins, cero cadenas. Yo todo el tiempo hablo de los chicos que en sus temas dicen puta-droga-puta-droga, pero quizá ellos personalmente son cero drogas y cero putas y eso es un personaje. Para mí no está mal porque si querés representar el trap y el trap representa eso, representa eso. Quizá hasta podés hacer lo mismo que hacen todos y llenarte de cadenas y de cosas caras y poner a dos pibas re cosificadas moviéndose al lado tuyo pero dar un re mensaje. Vos lo mostras para que la gente vea que hay algo chocante en el medio, porque lo haces pero decís que no es necesario. Y es un fla porque hasta con una cultura como el trap que cosifica no solo a la mujer, sino a todo, podés hacer que eso de un giro que de un buen mensaje. A mi me parece que está bien mientras en tu intimidad no te comas el personaje y no seas un siome.
En la pierna tenés tatuado ATR, (A Todo Ritmo), ¿Hay algo que te baja?
A mi no me baja nada. Yo vivo ATR, a todo ritmo todo el tiempo. Creo que lo único que me podría bajar es que deje de existir la música. Soy alguien bastante tranquila, pero ya pasé tantos momentos tristes que es como que aprendí a no ponerme mal. Si vos tenés un problema, hay dos caminos: o tiene solucion o no la tiene. Si no tiene solución no te podés seguir enroscando con eso. Entonces es como que ya no me pongo mal por las cosas, no existe el ponerse mal. Uno decide si ponerse mal o no. Así que ATR siempre.
“A mi no me baja nada. Yo vivo ATR, a todo ritmo todo el tiempo. Creo que lo único que me podría bajar es que deje de existir la música”.
El hip hop se caracteriza porque la mayoría de los artistas provienen de un lugar vulnerable, en tu caso no fue así. ¿Por qué te identificaste con este estilo?
Cuando era más chica tuve muchos momentos en los que quemaba etapas y era muy rebelde. Y como vivía en Nordelta, que es supuestamente uno de los lugares más caros de Buenos Aires y muchos chicos me decían: “qué te haces la rapera, si el rap es calle y vos sos una cheta”. Yo estaba con muchos problemas de rebeldía con mi mamá y odiaba Nordelta, la plata y ver todo eso. Entonces el rap fue como perfecto, me estaban llevando a una plaza que era un lugar en el que mis papás no me querían ver, estaba con chicos que a la mayoría nos tildan de drogadictos. Pero eran lugares en los que mi mamá no me quería ver y yo sentía que me servía para mi rebeldía y para expresarme porque yo ahí me sentía bien. Sentía que no estaba en la burbuja de cristal en la que me tenían siempre, entonces me llamaba la atención porque podía ser yo, vestirme como quiero y no como dicen mis papás. Soy calle y me siento identificada con el mensaje que te da la calle. Está bueno porque al fin de cuentas el rap me enseñó un montón de cosas. Y la gente de esos lugares que la pasaron tan mal, me enseñaron más cosas que las que me puede enseñar una persona que no tiene nada de calle, que lo mantuvieron toda su vida, que nunca le faltó nada. Alguien a quien le falta un plato de comida te puede dar un mensaje mucho más fuerte que alguien a quien le sobra. Eso fue lo que me llamó la atención, me sentí identificada con un mensaje, en su momento el hip hop incluso pedía ayuda a través de las letras. Y quizá yo también puedo pedir ayuda, no porque me falta plata sino porque me falta amor, no sé, lo que sea.
¿Qué es la calle?
La calle es todo: adrenalina, peligro, diversión, ranchaje, situaciones que no vas a ver encerrado en tu casa. Hay que cuidarse de la calle pero hay que saber caminarla. Si la sabes caminar está buena, te cuenta bastante.