En el fascinante mundo del cuidado de la piel, donde la ciencia se entrelaza con la belleza, pocas voces destacan tan claramente como la de Florencia Jinchuk. Con una sólida formación académica respaldada por una Licenciatura en Química y una Maestría en Ciencias Cosméticas en los Estados Unidos, Florencia regresó a latinoamerica con un propósito: desentrañar los misterios de la piel y compartir su vasto conocimiento con el mundo.

Por: Josefina Aragonés | Imágenes: Stock


El viaje de Florencia hacia el cuidado de la piel y la cosmética comenzó con una profunda pasión por la ciencia. Su inquebrantable curiosidad la llevó a explorar los ingredientes y las fórmulas detrás de los productos de belleza, una búsqueda que pronto se convertiría en su vocación. Lo que inicialmente era una búsqueda personal de comprensión se transformó en un proyecto en crecimiento, The Chemist Look, un blog que combina la precisión científica con un enfoque amigable y accesible para todos.

En el corazón de esta iniciativa se encuentra la creencia de que la ciencia y la belleza no son fuerzas opuestas, sino aliadas poderosas. Florencia Jinchuk es la embajadora de esta visión, brindando claridad y entendimiento en un mundo a menudo lleno de promesas y expectativas. Hoy, nos sentamos con Florencia para explorar su viaje personal y profesional en el universo del cuidado de la piel.

—¿Cómo empezó tu camino académico y laboral?

Mi camino académico y laboral… Siempre tuve como una fascinación por la ciencia. Siempre fui muy curiosa, de hacer muchas preguntas, muy preguntona. Y sigo siendo. Siempre vi a la ciencia como si fuese una ventana. Como si fuese como un lugar para poder descubrir algún misterio. Como alguna magia. No es que me fascinaban las clases de matemática, química y física. Le veía como una magia a eso, como un lugar para poder descubrir. Así que supe de chica que me iba a dedicar a la ciencia. Y bueno, me gusta mucho la biología y quería también algo relacionado con la biología. La vida es química, y es algo que me apasiona, pero a otro nivel. Y bueno, me terminé dedicando a eso.

Luego, ya estudiando en la facultad, hice una pasantía en un lugar. Yo estaba en un área nada que ver a la de la cosmética. Tenía el pelo muy largo en ese momento, y un poco de casualidad me frenaron para para ver si podían testear productos de cosmética en mi pelo. Y ahí fue cuando descubrí, siendo conejillo de indias, la cosmética y la química cosmética, y supe que me iba a dedicar a eso. Fue medio de casualidad. Siempre me encantó el mundo de la cosmética, pero nunca lo había conectado y ese fue como el momento de click. Tenía 19 años.

—¿Tuviste algún desafío en el cuidado de tu propia piel?

Si, re. Yo nunca tuve acné de adolescente. Nunca tuve problemas de acné. Y ya de grande, en momentos de mucho estrés, empecé a tener quistes. De hecho me lo sacaron bisturí. Tengo acá un tajo, y acá tengo otro. Muy relacionados al cortisol, a la hormona del estrés, lo cual para mí fue un ejemplo tan claro, que viví en carne propia, de que la piel termina reflejando mucho de lo que nos pasa adentro. Y cómo está todo conectado. Y fue tremendo desafío. Lo tengo muy identificado. Aparte, cuando me pasó esto de los quistes, fue en situaciones de mucho estrés, y finalmente mi dermatóloga me dijo: “Mirá si queremos frenar esto, ya que vos no estás pudiendo controlar tu estrés, hay que tomar Roacután”. Y tuve que tomar. Porque me seguían saliendo estos quistes y me lo tenían que sacar con bisturí, así que al tercero me dijo “Tomá unos meses porque si no vamos a seguir en la misma. Mientras que en paralelo trata de ver cómo manejamos el estrés”. Pero sí, tuve y fue bastante traumático.

—¿Cuándo y cómo surge The Chemist Look?

The Chemist surge creo que ya hace nueve años. Yo vivía en Estados Unidos, estaba terminando la maestría en Ciencias Cosméticas, y creo que una de mis motivaciones más grandes fue que yo veía como una brecha muy grande entre innovación y producto. O sea, veíamos algo nuevo y yo sabía que iba a demorar un promedio de cinco años en poder verlo en un producto terminado y poder comprarlo. Y empecé a escribir sobre eso. Era como una detective de la industria. Era otra época y la industria no había explotado todavía. No había tanta marca y tanta cosa. Esto habrá sido en el 2015. Y así surgió The Chemist Look, como un blog, un blog un poco de ciencia cosmética, con un lenguaje que era científico pero accesible, hablando sobre la industria. Y finalmente, terminé lanzando productos que no eran ni un E-commerce. Empecé a vender los productos en esa comunidad.

—¿Cómo fue emprender para vos? Esos primeros pasos, algún obstaculo que te acuerdes…

—Me acuerdo todo, me acuerdo absolutamente todo. Yo arranqué como una historia cuasi romántica de start-up. Arranqué desde el sillón del living de mi casa, así. Llevaba yo los productos. Sí, hacía todo, me acuerdo todo. Tenía un pizarrón al lado de la cama porque me levantaba con ideas y si no las escribía no podía dormir. Me acuerdo todo, el monoambiente, todo. Y obstáculos… Diría que es al revés, que no hay un día de rutina. Nunca. Vivimos todas, todas, todas y más. Abrir otros países, mudanzas, devaluación, importaciones, falta de materias primas, problemas de agua, problema de todo. El mundo está complicado y uno va atravesando todo el tiempo obstáculos. Y bueno, es parte. Creo que parte del trabajo es no tomárselo como un problema, sino como que es parte de lo que hacemos.

—¿Qué valores o principios guían la filosofía de The Chemist Look y cómo se reflejan en tus productos y enfoque?

Hay mucho de transparencia y de ser transgresor. Es parte del origen de la marca. Y hay algo que yo creo que es muy humano, porque las empresas las hacen las personas y, creo que eso se termina transmitiendo en producto. Para mí no hay nada mejor, o sea, es una gratificación tremenda, cuando nos escriben: “Me cambió la piel, pude resolver tal problema”, y eso se transmite en producto, porque realmente hacemos el mejor producto que podemos hacer. No escatimamos, le ponemos mucha cabeza a las fórmulas, y realmente queremos que el producto sea efectivo. Entonces creo que eso se termina transmitiendo, el realmente querer que el producto funcione y que realmente ayude a tratar la piel. Y eso es parte de nuestra filosofía: las personas.

—¿Cuál es tu producto estrella de The Chemist Look y qué lo hace especial en tu opinión?

A la vitamina C le tengo un cariño muy especial porque es un producto que ya formulamos cuatro veces, y creo que es interesante porque muestra un poco lo que hablaba, esto de la brecha de innovación. Productos con vitamina C hoy son súper comunes, pero nosotros lanzamos la vitamina C hace ocho años. Entonces para mí es un claro ejemplo de la velocidad con la cual te podés mover. Y creo que también es un producto que nos fue acompañando. La reformamos cuatro veces, y es un producto que muestra la innovación desde otro lugar. Porque si bien por ejemplo el Collagene es biotecnología y muy innovador en la tecnología que se usa para la formulación de producto, el desafío en la vitamina C es otro tipo de innovación, que es mantenerla estable y efectiva. Y creo que fue un proyecto que todos los años le ponemos mucha cabeza en cómo hacerla más efectiva, y hoy logramos una fórmula que es una formulación biomimética que me da mucho orgullo porque es un producto muy complicado a hacer y estoy muy contenta con el resultado actual.

—¿Cómo te sentís al ser un ejemplo para otras mujeres que aspiran a emprender?

Es una pregunta que me resulta rarísima, como lo del ejemplo me resulta extraño. Creo que a veces ponemos mucho la mirada en la empresa per se, o en el resultado final, y si me preguntás, yo prefiero aspirar a ser un ejemplo primero por mí misma, más que para el afuera. Creo que el ejemplo está en el proceso, en el proceso de cómo vas llevando la vida y tus decisiones mientras que emprendes. O sea, no perderte a vos misma, ser fiel a tus valores en las decisiones que te tocan tomar. Creo que quién sos durante el proceso de emprender, es mucho más para mí un ejemplo que lo que se ve de un emprendimiento per se. O sea, al final del día es tu día a día y cómo vas llevando esa decisiones, que es un trabajo que primero lo hago por mí. Y también siento que es un privilegio, que es algo que se habla poco. Creo que emprender, y más en estos países, obviamente requiere de habilidades, pero también de posibilidades. Entonces, en un punto, me siento muy privilegiada de haberlo podido hacer. No le quito ni mérito ni nada a la dedicación casi desmedida (diría mi madre) que yo puse y le pongo a este proyecto, pero creo que también me siento muy privilegiada de poder haberlo hecho, y creo que de eso no se habla mucho y es importante.

—¿Qué consejos tenés para otras mujeres que están considerando lanzar su propio emprendimiento en cualquier industria?

Creo que hay varias cosas que diría. Lo primero, es que creo que todos somos emprendedores al final del día. Todos somos emprendedores en algo, es como parte de la evolución del hombre: emprender, hacer, evolucionar. Pero bueno, llevado a una empresa o un emprendimiento de servicio o producto, creo que una cosa tener una buena idea y otra cosa es poder ejecutarla. Y eso es clarísimo. Y creo que muchas veces, o al menos en mi caso, tener pasión por algo no significa que tengas las habilidades para poder llevar a cabo un emprendimiento. Entonces, creo que en ese sentido, rodearse bien es lo más fundamental. Yo tengo un equipo, sino sería totalmente inviable. Creo que la pasión es clave, pero después para la ejecución, es solo una partecita. Una vez le dije a un profesor que tenía tremenda idea y él me miró fijo y me dijo: “Operaciones, operaciones, operaciones”. No me lo olvido nunca más. Así que sí, operaciones, dedicación, cola en la silla, foco, trabajo, trabajo y trabajo. Y creo que al final, es esa pasión es clave. Tiene que estar esa llama, tiene que estar prendida siempre. Y si no estás enamorado perdidamente, casi de una forma irracional, de lo que hacés, es muy difícil seguir adelante porque hay momentos muy duros en el emprendedurismo, en el emprender. Y en esos momentos es en donde necesitas tener esa pasión prendida para poder seguir adelante. Me pasó al otro día que me levanté a las 05:00 porque tenía que hacer un desarrollo de producto y me tenía ansiosa de lo que me sigue gustando. Y creo que eso es lo que en momentos difíciles te hace seguir. Entonces creo que mi consejo sería rodearse muy bien. No alcanza la idea, pero sí es necesario estar enamorado perdidamente de tu idea, porque en algún momento o en varios tenés que volver a ese lugar para poder seguir.