Dueño de un humor particular, este actor y standapero supo conquistar Instagram. A pesar de seguir pregonando por el cara a cara y hacer su unipersonal #típicodepitbull, sus videos cortos son virales. A veces representa situaciones de identificación, otras imita a los famosos y hasta convirtió a sus perros en estrellas de las redes sociales. 

Texto. Florencia Garibaldi / Foto. Mariano Michkin


Tu particularidad es que antes de ser instagramer, trabajaste mucho tiempo en televisión y tenés un extenso CV. ¿Cuál fue el recorrido previo a los videos de humor?

Hice de todo, vengo con 12 años de background. Cuando terminé el colegio quería ser actor, pero como no tenía plata para estudiar empecé a trabajar en la productora de mi hermano como asistente y con eso me pagué un terciario de teatro. Sin embargo, la producción me copó y seguí en televisión. Lo siguiente fue arrancar a hacer improvisación, porque me había dado cuenta que con lo que más cómodo me sentía era con el humor. Salía al escenario con nada y contaba una historia. Eso lo hice por tres años. Al mismo tiempo, arranqué a producir en Disney y ahí se me abrió la cabeza muchísimo. Como también me encargaba de los contenidos, me ponía a actuar todo el tiempo porque me dejaban hacer personajes. Subí a You Tube  el material y así arranqué mi camino en redes sociales. Lo vieron de Canal 7 (Televisión Pública) y me llamaron para conducir. Entonces mi salto fue gracias a Internet.   

Fernando Sanjio (standapero) fue un factor fundamental en tu carrera, ¿de qué manera te impactó haberlo conocido?

Es uno de los pioneros de Argentina, sobre todo con su video de los sándwiches de miga que explotó, y es profesor de Stand Up hace mucho tiempo. Era guionista en Canal 7 y me invitó a sus clases. Primero fui a ver su show, no entendía mucho esa onda, era 2010. Entonces me puse como objetivo poder contar historias y hacer reír, como cuando improvisaba. Tomé las clases y me resultó muy difícil. Hasta hacer algo bueno tardás como dos años, más allá de que el curso sea de cuatro meses. Aunque después de eso, terminé haciendo comerciales en México (risas) y cuando pensaba que eso sería todo, no paré de hacer Stand Up. Volví al país y me llamaron de Comedy Central.

¿Por qué te volcaste entonces a las redes sociales?

No tenía público y sentía que mi carrera se iba a pique, porque me presentaba para 30 personas. Aunque mi trabajo previo me avalaba. A veces cuando ves a alguien en vivo capaz te sorprendés para mal, y sin embargo es un crack haciendo videos en Instagram. Yo ya estaba cómodo dando shows y con diez años de experiencia. Pero me costaba poder vivir de standapero. Incluso en las redes que probaba tampoco me iba bien, hasta que me pasé a Instagram. ¿Viste cuando estás excavando en busca de oro y no encontrás nada hasta que de pronto aparece? Eso fue Instagram para mí, que sin él jamás hubiese llegado a tantos seguidores.

“El teatro o hacer shows en vivo jamás va a cansar. Aunque logren hacer un mundo virtual con hologramas, siempre nos vamos a querer ver”

¿Te cuesta mantener ese caudal de followers o que aumenten?

Es difícil. Pero lo que sí sé es que el teatro o hacer shows en vivo jamás va a cansar, por más tecnológico que sea todo. Aunque logren crear un mundo virtual con hologramas, no es lo mismo que el cara a cara. Siempre nos vamos a querer ver. Hoy incluso es moderno volver a encontrarse. Todo cae cuando agota o hay necesidad de otra cosa.

Con tanto acceso que tienen las personas a vos, ¿usás lo virtual para conocer gente o una chica?

La verdad es que no me funciona. Sobre todo es complicado que lo que pensaste que te gustaba de alguien a través de Internet, después sea igual en vivo. Además en el chat hay otros tiempos, que hasta incluso es diferente que hablar por teléfono, podés pensar qué decir. A ninguna de mis novias las conocí por Internet. Nunca sabés cómo el otro se mueve, cómo mira, la forma de hablar, hay tantas cosas que hacen que alguien sea lindo más allá de lo físico. Es una cuestión de energía. Hay gente que sólo sirve para chatear. Con algunas chicas sólo coqueteo como juego virtual, pero nunca concreto, sino se terminaría la gracia.       

Subís videos con particularidades: el uso de cartelitos, la presencia de tus perros o la imitación a famosos. ¿Cómo le encontraste la vuelta para que peguen?

Al principio cuando tenés pocos seguidores vas probando y jugando. Lo de los carteles fue una decisión orgánica. Era algo que daba a creativo. Detalles de la estética. Cuando me cansé de hacer cosas con los perros y me di cuenta de que los seguidores estaban por ellos y no por mí, quise cambiar. Como standapero me estaba costando que vengan al teatro porque sólo querían ver a los perros. Quería mostrarme más. Un día vi un video de Alexander Caniggia que me dio mucha gracia. Justo tenía una peluca parecida a su corte de pelo y me armé el look igual para copiarlo. Fue el video más visto. Lo que tienen los videos de imitación es que podés verlos sin necesidad de conocer mi trabajo previo. Entrás y los ves en el orden que sea de forma individual. Calu Rivero me bloquéo (risas), no tiene humor, sino sabés hablar inglés tomátelo con gracia pero se ve que no le gustó que la humanice.

 


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ALGUNAS CORTITAS

1. ¿Cuáles son las claves del éxito en Instagram?

Ser original, tener algo que no tiene nadie.

2. ¿Por qué te buscan las marcas?

Porque tienen el target bien segmentado y gracias a la data que circula en las redes llegan al público que quieren específicamente.

3. ¿Seguís una metodología de posteos?

Sí, subo dos cosas por día. Al mediodía activo la publicidad de shows y a la noche, que es mi prime time, cuelgo un buen video que reactive la cuenta.