Tras más de 100 días de confinamiento obligatorio en la Ciudad de Buenos Aires, dialogamos con los psicólogos, María Elena Villa Abrille (MN 1704) y Diego Wajsbrut (MN 68061), sobre lo difícil que es pasar estos días en soledad. A su vez, nos compartieron algunas estrategias que se pueden implementar para que la salud mental no se vea afectada.
Texto: @carotopolaperiodista / Foto: Freepik
¿Qué puede hacer alguien que vive solo para no padecerlo?
D: Bajo este contexto se ha vuelto imprescindible buscar nuevos enlaces de sentido y eso requiere de una producción muy singular. A mi, particularmente, me sirvió mucho la escritura.
M: Lo primero que yo haría es alejarme de las noticias, no tiene sentido estar pendiente todo el día de los acontecimientos que ocurren allá afuera. Es preferible buscar actividades placenteras como leer, escuchar música, dialogar con amigos y familiares, y comprender que esto también pasará.
¿Cuándo tendríamos que preocuparnos?
D: Es clave entender que la angustia es esperable en este tipo de situaciones porque no estábamos preparados para que llegara una pandemia. Y, en algún punto, es positiva porque nos permite realizar una revisión de nuestras vidas. El inconveniente se produce cuando esta angustia desborda a la persona y en esos casos sugiero pedir apoyo y realizar una consulta.
M: Hay que estar atentos a cuando la persona se abandona, pierde toda tipo de esperanza y entra en estados de depresión, que pueden incluir trastornos de ansiedad o abusos de sustancias de todo tipo para evadir este aislamiento. El Gobierno de la Ciudad de Buenos tiene implementado un sistema de voluntarios para aquellos que necesiten hablar y están viviendo este momento en soledad.
¿Qué aprendizajes estarían buenos sumar para capitalizar este momento a nuestro favor?
D: La pandemia nos invita a re-pensar muchas situaciones ligadas a la educación, los vínculos, la salud y la sociedad misma. Indefectiblemente deberemos reflexionar con mucha responsabilidad sobre los modos de construir lazos, las políticas de cuidado y la función de la escuela, entre otras.
A modo de lectura rápida sobre estos meses que llevamos en cuarentena, creo que se ha vuelto imprescindible generar espacios de disponibilidad, es decir, abrir pregunta sobre ¿cómo estar en disponible para un otro? y darle lugar a las políticas de armados de redes y dispositivos donde todos podamos sentirnos alojados.
M: Fundamentalmente el encuentro con nosotros mismos. La capacidad de enfrentarnos a la propia soledad, ejercitar la creatividad, darle sentido a situaciones cotidianas que antes las hacíamos en automático, darle valor a los afectos, al paso del tiempo y al ocio. En definitiva, tener la oportunidad de recrearse.