Le mandaste un mensaje hace tres horas y todavía no respondió, te fijas si lo vio y ahí está el temible visto que indica que lo leyó. ¿Por qué no te respondió? ¿será que está con alguien? ¿ya no te quiere? ¿no le importás? el conicet investigó al respecto y concluyó que la ansiedad que te produce que te claven el visto, es más común de lo que creíamos.

Texto. Belén Macua / Ilustración. Brunancio


Todos fuimos víctimas de un visto despiadado alguna vez, esos tildes azules que abren la caja de pandora donde escondemos nuestras inseguridades y pensamientos más oscuros. El silencio alberga un sinfín de preguntas que resultan contraproducentes tanto para comenzar una relación amorosa como para mantener una fogosa noche de sexo.

La espera no es algo nuevo. En épocas arcaicas (y no tanto) el ser humano se comunicaba por carta, teléfono o mensaje de texto, y las respuestas podían tardar horas o semanas. Hoy en día, las nuevas tecnologías rompen de manera ilusoria la barrera del tiempo y el espacio transportándonos lo suficientemente cerca del receptor como para saber si leyó o no nuestro mensaje. La ignorancia es bendición reza el dicho popular, pero en esta sociedad “stalker” el conocimiento es poder, o eso creemos.

Tres científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) publicaron el estudio “Me clavó el visto: cómo las nuevas tecnologías pueden generar control y violencia o potenciar el amor”. Allí, analizan cómo impactan las redes sociales en las relaciones amorosas modernas, porque ese malestar que sentís cuando abrís el WhatsApp expectante y ves la confirmación de lectura no te ocurre sólo a vos.

QUÉ VES CUANDO ME VES

Los sociólogos Maximiliano Marentes, Mariana Palumbo y Martín Boy comenzaron estudiando el ideal de “amor romántico” que promueve la pareja monogámica y heterosexual, cuyo fin último es la procreación. El escritor inglés D.H. Lawrence lo llamó “egoísmo a dúo”, ya que uno se vuelve completamente dependiente del otro, renunciando a su “yo” individual para dar lugar a ese “nosotros” que nos acompañará “hasta que la muerte nos separe”.

Una persona es lo que deja ver de sí misma, esto incluye su pasado, presente y su actividad en Facebook, Instagram, Twitter y Whatsapp. El informe explica que estas nuevas aplicaciones agregan información a la imagen que uno construyó de su pareja. Al modelo de comunicación del lingüista Roman Jackobson (emisor – mensaje – destinatario – contexto – contacto – código), deberíamos sumarle una infinidad de metamensajes que enviamos en forma de “megustas”, emoticones, audios, y el temible “visto”.

Antes una “prueba de amor” era que te de las llaves de su casa, hoy que te confíe la contraseña de Facebook. “Como son parte de lo amoroso la gente no se escandaliza, pero al analizarlo y verlo seriado se ve un problema: las redes sociales disparan los celos y control en la espera, con mucha vehemencia y de modo vertiginoso”, explica Mariana.

Por otro lado, decidieron deconstruir la idea de que la violencia no es amor, ya que dentro del amor encontramos violencia en mayor o menor medida. Revisar la hora de conexión de tu pareja, con quien interactúa en las redes o su celular son violencias invisibilidades por su cotidianeidad.

TU IMAGINACIÓN ME PROGRAMA EN VIVO

Mora Matassi, licenciada en Comunicación de la Universidad de San Andrés, realizó su tesis de grado sobre la confirmación de lectura y la última hora de conexión. Su idea principal es que éstas son huellas que indican que el destinatario está o estuvo ahí y que siempre puede ser localizado. “Estamos atravesando un contexto de conectividad permanente y de proliferación de dispositivos móviles de comunicación que habilita que, al menos potencialmente, podamos acceder al mundo en un instante”, explica en la entrevista exclusiva con Revista Watt.

Hoy te clava el visto él, mañana lo hacés vos, y así las conversaciones transcurren entre largas pausas convirtiéndose en una lucha eterna de poder. Palumbo asegura que actualmente el amor es lo que le da valor a una persona, y cuando uno se queda esperando, se siente desvalorizado socialmente.

Por su parte, Matassi dice que en un principio cuando las interacciones humanas se daban a través de teléfonos de línea, se hablaba de una “hegemonía del que llama”. Con los teléfonos móviles esto se invirtió, quien recibe el mensaje es quien se ubica en una situación privilegiada mientras que el que lo envía no tiene más remedio que esperar.

Ya lo dijo el filósofo Michel Focault: “En todo lugar hay poder, el poder se ejerce, nadie es su dueño o poseedor, sin embargo sabemos que se ejerce en una determinada dirección, no sabemos quién lo tiene, sabemos quién no lo tiene”. El amor se ve agobiado por la incertidumbre y la ansiedad que nos acosan día a día, la respuesta la dio Bob Marley hace ya varias décadas: “No te preocupes por nada porque todo saldrá bien”.

“Hoy te clava el visto él, mañana lo hacés vos, y así las conversaciones transcurren entre largas pausas convirtiéndose en una lucha eterna de poder”

ERROR COMUNICACIONAL

En vínculos como los amorosos, de alta incertidumbre, cualquier cambio significativo (para bien o para mal) puede constatarse en el uso de emojis, de signos de exclamación, de tiempos de responsividad, de caracteres repetidos“, explica Mora Matassi. Aun así, lo que interpretamos de estas acciones puede no ser lo que el otro quiere transmitirnos.