Germán Paoloski, revolución periodística

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Desde sus comienzos en el periodismo deportivo German Paoloski rompió las estructuras establecidas. Introdujo en la televisión el fútbol-tenis en pura química y también el humor. Dio catédra sobre como conducir desde otro lugar y modificó por completo el noticiero tradicional. Actualmente, lo escuchamos en Radio 10 con La Tarde y lo vemos en su late night show Nunca Es Tarde por Fox.

Texto. Florencia Garibaldi / Foto. Mariano Michkin


A pesar de asegurar que prefiere entrevistar, es un muy buen entrevistado. Como todo conductor profesional, su expresión es excelente y sus respuestas son rápidas, llenas de contenido, pero sobre todo con esa pizca de humor que tanto lo caracteriza. Si bien es alguien que parece divertirse mucho, a la hora de trabajar es muy metódico y confesó que no le gusta para nada el caos. Sin embargo, esta vez lo sacudimos un rato de su rutina para hacerlo formar parte de una producción muy divertida.    

Hiciste carrera como periodista deportivo, ¿cómo se dio el pasaje a la conducción?

No fue un camino fácil, pero se fue dando. Si dijera que no lo busqué estaría mintiendo. Todo el mundo consciente o inconscientemente busca lo que en definitiva después termina siendo. Lo que no quería era quedarme en esa estructura férrea, en un lugar donde te encasillan con facilidad, sos periodista deportivo y nada más. Eso me daba un poco de cosa, con la amplitud que te dan los medios de comunicación para expresarte de diferentes maneras y tratar de meterte en otros géneros. Esa curiosidad que tenía hizo que empezara a buscar en otros lugares. Además, estudié Ciencias de la Comunicación y lo de Periodismo Deportivo vino después casi como una cuestión lógica por el amor que tengo por el deporte y específicamente por el fútbol. Pero en general me gusta el periodismo general.

“No me gusta depender del rating, quiero generar contenido y armar cosas atractivas e interesantes. Cuando tenés ese maldito o bendito número, la producción toma decisiones desacertadas”

¿El momento clave de transición fue con Diario de Medianoche?

La posibilidad clara de cambio se dio con Diario de Medianoche. Había comenzado con el noticiero de las ocho de Telefe, pero ahí hacía deportes, aunque apareció la oportunidad de relajar. Entonces empezó a sumarse el humor, el espectáculo, arranqué a tener un lugar que era más que el de un simple periodista deportivo. Tal es así que mi jefe de ese entonces, unos años después me dijo que tenía que conducir el programa de la medianoche. Me negué rotundamente porque estaba acostumbrado a participar del noticiero, no a conducirlo. Me imaginaba que era un lugar muy acartonado, que no daba para hacer lo que a mí me gusta. Él me dijo que lo haga a mí manera y me seguí negando. Entonces pasó un año, en el 2009, que me obligó a hacerlo (risas) porque me iba a servir en mi carrera. No me dio mucha opción.

¿Cómo hiciste para ablandar la estructura del noticiero y meterle elementos como videos virales?

Cuando acepté la propuesta, lo único que pedí a cambio es que me den ciertas licencias. Me dejaron hacer lo que quisiera, dentro de una cuestión lógica estética y de buen gusto. Entonces, con el productor nos pusimos a armar un formato de programa más acorde a mí. Lo que hicimos a la medianoche, no lo hubiésemos podido hacer en los horarios centrales. Se prestó para eso. La estructura era clara: arrancábamos con una imagen, noticiero tradicional hasta el deporte que era bisagra, luego venían los videos, la web y las bandas musicales que fuimos agregando. Era serio pero decantábamos al final. Lo que no hacíamos era ir y volver de la joda. Si te tiro un chiste no puedo volver a un asesinato. Eso lo cuidábamos. El día que murió Alfonsín por ejemplo, lo hicimos todo alrededor de eso. Hay momentos que te hacen levantar esa estructura desacartonada y tenés que volver a la seriedad.

“No me gusta sentir que un ciclo se termina conmigo adentro. Prefiero darle un cierre donde todavía está bien. Si el programa cae me sentiría muy mal, como que fue una falla personal”

Siempre te fuiste de programas que tenían éxito por elección propia. ¿Por qué decidiste estas salidas tempranas?

Porque no quería estar haciendo siempre lo mismo. Todos los ciclos tienen un comienzo y un final que puede estar más próximo o más lejano dependiendo de la sensación que tenga cada uno. A mí no me gusta sentir que un ciclo se termina conmigo adentro. Prefiero darle un cierre donde todavía está bien y no esa sensación de “da para hacerlo dos años más”. Cuando te pasa eso te tenés que ir. Si me quedo y el programa cae, me sentiría muy mal, como que fue una falla personal. Tanto en Diario como en Pura Química me pasó eso. Y en ambos casos lo primero que dije fue que cambiemos y no encontré eco en quienes estaban arriba mío.

¿Qué le hubieses modificado a esos programas?

El Diario lo hice seis años y vi con agrado que mas allá de las críticas durísimas que recibimos al principio como “este pibe esta de joda, es un irrespetuoso”, todos nos copiaron y hasta los noticieros centrales tienen esa manera más lúdica de participar ahora. Me parecía que había que dar otro paso, volver a romper. Quería hacer un show de noticias más descontracturado aún, mas como lo que hago ahora en Fox, un late night show pero de noticias.  A la gerencia artística le encantó pero a la parte de noticias no porque sentían que al laburar por primera vez con artística en conjunto, el noticiero perdía en esa unión y terminaría entregando un espacio propio. Ante esa situación no me quedó otra alternativa que irme porque lo que hacía estaba finalizado. Quería tener otra etapa. En Pura me pasó lo mismo, ganamos premios y reconocimiento, pero no me veía haciendo tres veces la misma nota.

“Cuando me fui de Pura Química me mentalicé que iban a continuar y que iba a tener que ver a otra persona en mi lugar. Me tuve que acostumbrar”

Pura Química es como tu bebé, ¿te costó ver en tu lugar a otra persona?

Me preparé psicológicamente, porque una vez que tomás la decisión y que el canal quiere seguir y te lo hace saber, es evidente que van a meter a otro. Es un negocio y está muy bien. No juzgo ni a la gente de Telefe, ni a la de ESPN, porque están en todo su derecho y los banco en eso. Pero yo también estoy en mi derecho de no querer seguir. Por suerte está todo bien, me fui bien de los dos lugares y tengo la puerta abierta para volver en otra ocasión. De Fox me fui después de 14 años y encima para ESPN, pero me volvieron a convocar. No hubo litigio, ni ninguna situación personal. Cuando te mirás a los ojos con alguien y le decís lo que te pasa, hay una cosa frontal que va desde el corazón, se entiende de las dos partes. No juzgo pero me mentalicé que ellos iban a continuar y que iba a tener que ver otra persona en mi lugar. Me tuve que acostumbrar (risas).

¿Fue difícil el pasaje a la radio después de ser una figura televisiva por tantos años?

En realidad arranqué en la radio. Lo primero que hice en periodismo deportivo fue en Radio La Red, primero productor después cronista, con Fernando Niembro y Marcelo Araujo. Después apareció la tele con más fuerza y me dediqué a eso. La oferta para volver a lo radial vino de 40 principales, donde estuve por dos años con Whatsapp. Fue muy divertido, me gustó mucho. Hice radio desde un lugar muy amplio y para un público juvenil. La pasé muy bien, me sentía cómodo y fue un desafío lindo. La idea era seguir pero justo en ese momento me convocaron para Radio 10 para hacer algo similar a lo de Diario. Ojalá que pueda continuar en AM porque tengo mucho por recorrer ahí.

La Mesa Está Lista lo hubiese terminado antes, pero hay mucha gente trabajando que depende de ese sueldo. No podés ser egoísta y tenés que continuar hasta las últimas circunstancias”

¿Qué pasó con La Mesa Está Lista que Canal 13 decidió levantarlo del aire?

Lo del 13 no fue lo que esperaba, ni tampoco lo que esperaba Endemol, ni el canal. Pero es lo que tiene la televisión abierta, que es muy dura y cruel. No me gusta depender del rating, quiero generar contenido y armar cosas atractivas e interesantes. Muchas veces cuando tenés ese maldito o bendito número, eso le hace tomar decisiones a la producción que a veces son absolutamente desacertadas. Dar volantazos siempre es perjudicial. Se tornó demasiado amarillista y no es para lo que me preparé. En ese programa no era productor, sólo conduje, aportaba ideas pero a veces no eran escuchadas y en ese sentido fue bueno que no continuara. Lo hubiese terminado antes, pero adentro hay mucha gente trabajando que depende de ese sueldo, no podés ser egoísta y tenés que continuar hasta las últimas circunstancias, aún estando en desacuerdo con todas las decisiones. Se bajó porque el rating no era el esperado. La mañana es complicada, tenés competencia y nunca le terminamos de encontrar la vuelta. Si hubiésemos bancado la idea original hubiese funcionado, le dieron un mes y empezaron a cambiar, ese es el comienzo del fin.

Estabas haciendo tres programas diarios y Sabrina (Garciarena), tu mujer, protagoniza una novela, ¿no fue igual un respiro para tu familia?

Sí, lo que estaba haciendo era una locura. Ya la radio más el programa de Fox donde también hago la producción es mucho. Necesitaba dejar algo y lo duro era decidir qué. Lo del 13 terminó facilitándome la decisión. Ahora soy yo el que está a la mañana en casa (se ríe). Llevo y traigo al nene del jardín. Arranco el mediodía a laburar hasta la una de la mañana, pero por lo menos tengo un poco del día libre. Antes era muy bravo.