Diego Torres

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DE SU MAMÁ, LOLITA TORRES, DIEGO TORRES HEREDÓ EL TALENTO, EL CARISMA Y LA CAPACIDAD DE HACER UNA GRAN CARRERA ARTÍSTICA TANTO EN EL MUNDO DE LA ACTUACIÓN COMO EN EL DE LA MÚSICA. LUEGO DE SACAR A LA LUZ SU ÚLTIMO DISCO, BUENA VIDA, VOLVIÓ A LA PANTALLA GRANDE. A PARTIR DEL 16 DE MARZO, LO VAMOS A VER EN UN TRÍO EXPLOSIVO, JUNTO A LOS ACTORES DIEGO PERETTI Y SANTIAGO SEGURA, EN LA PELÍCULA CASI LEYENDAS.

Texto. Florencia Garibaldi / Foto. Mariano Michkin


No hace falta conocerlo para darse cuenta que Diego nació para entretener. Con el humor como arma de defensa y de ataque, logra atrapar a todos los que están a su alrededor. En todo momento, juega a buscar cómplices para alguno de sus chistes. Apenas sale de cambiarse, para arrancar el shooting, nos mira y haciendo referencia al impecable traje que llevaba puesto dice: “¿Qué les sirvo?”.   

Venís de una familia que te metió en el mundo del arte desde tu nacimiento. En tu casa hacían muchas tertulias a las cuales asistían grandes personajes del país. ¿Cómo vivías esos momentos en contacto con tantos famosos?

Eran otros tiempos y no los veía como gente famosa, sino como amigos de mis padres. No había tango “cholulismo”. Además, era tan chico que algunos ni sabía quiénes eran. Pero si tenía la noción del ambiente que se vivía en casa, que pasaban muchos colegas de mamá y que mis viejos eran personas que les encantaba armas cenas hasta tarde. Venían la negra Sosa o Charly García. Consumí eso y me dictaminó el modo de vida. Sentí el arte, la música, la actuación y ahora lo veo en Nina (hija). Me sorprende que conecta mucho con eso. Está en la sangre indudablemente.

¿Alguna vez dudaste de seguir ese camino?

Iba a estudiar medicina, incluso mi hermano más grande es médico. Me atraía mucho y tuve una profesora de biología en cuarto y quinto año en el colegio que me acercó, además de los libros de mi hermano. Pero justo al terminar la secundaria, participé de un casting en Canal 13 y quedé. No pude empezar la facultad porque ya tenía trabajo. Así se dio, no paré y una cosa me surgía atrás de la otra, paralelamente con la música.

“Es inevitable cuando tus viejos mueren, sentir que se termina una etapa en la vida. Como hijo te quedas ahí y por más que seas un `huevón´ grande sentís que se te va el techo”

¿Cómo conviven en vos cantar y actuar?

Mi esencia integral artística es componer y actuar como parte de lo mismo. Me encanta poder desempañarme en ambas cosas, era un desafío para mí. Cuando era chico y empecé, arranqué con la televisión y con la gran popularidad que te da eso. Pero siempre tuve en claro que quería hacer música. Con un disco ya en la calle, elegí correrme un poco de la actuación y hacer todo el emprendimiento que tiene que hacer un artista de la música como salir de gira a tocar. Siempre tuve un ojo en el oficio de actor y pensando en qué proyectos participar. Me da alegría poder tener hoy un horizonte en ambos trabajos y seguir aprendiendo, conociendo, reinventándome.

En Casi Leyendas fusionas música con actuación…

Por el lado de la actuación, me encantó trabajar con Gabriel Nesci (director) porque es un tipo que tiene muy en claro qué quiere. Tenía un capitán que me decía: “Che disculpa que rompa las pelotas con tal cosa”, y eso es bueno. Para mí sería un horror verme como una planta. Él es muy preciso y te dan ganas de trabajar. Con Diego Peretti y Santiago Segura nos ensamblamos muy bien. El equipo de filmación era excelente. Eso es lo que adoro del cine, hay pasión, con la música pasa lo mismo.

Algo que se destaca en la película es que no fuiste por el rol obvio de ser el cantante de la banda, sino que sos el baterista. ¿Sabías tocar la batería?

Cuando me mandaron el guión me encantó que mi personaje tocase la batería. Tocaba muy poco. Les aclaré que si tenían la idea de que cante, que ni lo piensen, que yo no pedía ser el cantante. Fui feliz componiendo un baterista, porque además conozco muchos. Incluso en la película, se habla de Stewart Copeland, de The Police, que es mi banda favorita. Esta fue la posibilidad de jugar a otra cosa. Nos metimos en una sala de ensayo a tocar y a pasar los temas.

“Soy independiente y siempre me manifesté así en relación a la política. Trato de que entre el blanco y el negro haya un gris. Eso no significa estar a medias tintas, sino poner un paño frío y analizar las cosas”

Es una novedad también que Diego Peretti cante y que Santiago Segura toque el bajo. ¿Cómo construyeron esas escenas para que no resulte inverosímil?

Teníamos muy en claro qué pasaba y cada uno estuvo muy dedicado en su instrumento. Diego hizo un arduo trabajo con los movimientos en la guitarra y con las posiciones para cantar, cuidando la armonía. Lo mismo Santiago aprendiendo el movimiento de las manos. Yo también me dediqué a estudiar a dónde ir en cada momento, lo preparé con un baterista. Hubo una preocupación con eso desde el inicio. Tengo un amigo Ingeniero en sonido que vive hace muchos años en Los Ángeles  y trabaja con películas, almorzamos con él y nos dio varios consejos. Me pasó cuando vi la película terminada, que lo sentí bien hecho y me dio tranquilidad.

Los personajes en sus vidas se sienten como los típicos perdedores, pero que en el escenario eso cambia. ¿Existe esa transformación?

Uno adquiere una seguridad arriba del escenario, que a lo mejor cuando estás abajo no la tenés. Muchos te preguntan: “¿Cómo hacés para subirte al escenario y cantar?”.  Es sentirte seguro en tu ambiente. Estos personajes tenían un vínculo particular con la música, a pesar de ser tres personas diferentes, que estaban desconectados entre sí. Esta película para mi habla de la reconexión y de los lazos afectivos.

Tu personaje es un abogado corrupto, egoísta, y que al principio está negado con volver a la banda. Vos destacas que te gusta mucho trabajar en grupo. ¿Cómo fue componer alguien tan disímil con lo que sos?

Lucas se convirtió en un abogado ambicioso, rápido. Es un tipo que sabe moverse en ese ambiente. Es muy de las “minitas” y de manejar a las chicas a su conveniencia, vivir para y por él. Fui armando el personaje en base a lo que el director quería y condimentándolo con el look, la manera de hablar y de ser. Tiene un arco desde que empieza hasta que termina, va mutando. Lo importante era que se vea eso, qué va pasando. Trabajé con amigos abogados para saber cómo encarar ciertas situaciones.

En varias notas cuando te preguntaron por qué te radicaste en Miami, remarcaste que vos no vivís afuera, que vivís en Argentina…

Hace 20 años empecé a viajar, pero a mí me encanta mi país. Incluso viví en Mar del Plata. Me gusta estar en mi lugar. Creo que utilizaron eso a modo de título, como diciendo que frente a cierta situación política yo me fui del país. Era para vender.

Hablando de política, ¿qué pasó con tu tema La Grieta? Los medios dijeron que estabas hablando de “la grieta social”

Habla de la grieta humana, que está en todas partes del mundo. Que no deja de pasar en Argentina, en Venezuela, en Palestina con la Franja de Gaza o en Cuba con Estados Unidos. Hablo de la libertad de pensamiento, de pensar como uno quiere respetando al otro, no pensar que la verdad es única y absoluta. Soy independiente y siempre me manifesté así en relación a la política. Trato de buscar ese gris, como habla la canción, de que entre el blanco y el negro haya un gris. Eso no significa estar a medias tintas, sino poner un paño frío y analizar las cosas. No mezclemos todos los temas, seamos autocríticos y pensemos qué se puede mejorar.

Tu carrera musical está marcada por muchos hits como Color Esperanza, Tratar de Estar Mejor, Penélope, ¿cómo lográs renovarte?

Cuando hacés música, siempre tenés el desafío de armar un disco y que las canciones gusten. Ir contra uno mismo es desgastarse. Renegar de tus propios éxitos es al pedo, son los que te abrieron las puertas. Tiene que haber un espacio para las cosas nuevas. Tampoco es bueno repetirse porque algo funcionó. Siempre estoy inquieto buscando, trabajando con diferentes personas, escribiendo, tratando de renovar el sonido.

Cuando perdiste a tus padres, dijiste en una nota que te sentías huérfano. ¿Logró la llegada de tu hija remediarlo?

Es inevitable cuando tus viejos mueren sentir que se termina una etapa en la vida. Como hijo te quedas ahí y por más que seas un “huevón” grande sentís que se te va el techo. En ese momento no era padre y sentí que se cortó el eslabón de una cadena. Cuando llegó Nina la cadena unió y la bicicleta empezó a rodar de nuevo. Desde otro lugar. Uno ya no es más hijo, padre. Te aparecen cosas de tus viejos. Crías intentando no cometer los mismos errores, aunque cometas otros. Te ves en cosas, en gestos, en maneras de retar que decís: “Uy loco parezco mi viejo”