La necesidad de maximizar el tiempo de ocio y de disfrutar el trabajo es cada vez más evidente en la juventud profesional. ¿Menos ansiedad y más disfrute? Quién se negaría a eso, ¿no? Esos son algunos de los efectos de una semana laboral de 4 días: el modelo del futuro por el que ya abogan estudios y ensayos de múltiples países.
Por: Belén Prieto | Imágenes: stock y giphy
Que la productividad alta sea sin estrés o ansiedad: el sueño de empleados y – esperamos – empleadores. Como respuesta a esa clara necesidad, empujada por la llegada del trabajo remoto gracias a la pandemia y su consecuente cuarentena, surgieron y surgen diversos ensayos que buscan instalar una semana laboral de 4 días.
En enero de este año, luego de seis meses de prueba, en Reino Unido finalizó uno de los estudios más grandes en relación a este nuevo modelo de trabajo: bajo la regla 100 / 80 / 100, más de 70 empresas británicas implementaron un fin de semana más largo.
¿Qué significa esa regla? 100% del salario, 80% de las horas semanales y 100% de productividad (ese era el objetivo).
Fue coordinado por 4 Day Week Global, una comunidad non-profit internacional que tiene como meta dejar atrás la sociedad del burn-out, que iguala trabajar más con trabajar mejor. Día a día buscan personas y empresas interesadas en apoyar la idea de una semana laboral de 4 días como parte del futuro del trabajo.
En esta primera gran prueba piloto en UK, estos fueron los resultados:
- 92% de las organizaciones continuaron con la semana laboral de 4 días.
- El revenue de las empresas aumentó un 35% en comparación a períodos similares de años anteriores.
- El ausentismo decayó: adiós a pedir días libres o de enfermo solo para descansar un poco.
- El número de renuncias cayó un 57% durante el período de prueba.
- El 55% de los empleados reportó un aumento en su habilidad para trabajar.
- El 71% de los empleados redujo sus niveles de burn out.
Se reducen además el uso de medios de transporte y así la contaminación que estos producen con sus emisiones.
Muchos de los datos obtenidos del ensayo demuestran los beneficios tanto para empleados como para empleadores de este modelo del futuro. Pero ellos no son los únicos beneficiados: a nivel medioambiental, un fin de semana más largo también trae buenos efectos.
¿Buscan más razones para adoptar este modelo? También se benefician el turismo y el consumo; porque al dedicar un día menos al trabajo, habría más tiempo de ocio.
Ese sueño de un día menos de trabajo parece estar cada vez más lejos de la utopía y más cerca de la realidad. Aunque, no es nuestra intención generar ilusión porque todavía en Argentina estamos lejos de este cambio en la cultura laboral… pero también estamos cada vez más cerca.
Nuestra sociedad es diferente, y ni hablar de nuestra economía, donde la informalidad es protagonista. Las pruebas por ahora se han realizado en países muy diferentes al nuestro: Reino Unido, Suecia, Islandia, Portugal, Alemania y Nueva Zelanda son algunos.
Pero España (¿quizás el más similar a Argentina aunque sea en nivel social?) lo ha puesto a prueba también. Desde el 10 de abril hasta el 5 de mayo de este año, está transcurriendo en la ciudad de Valencia un programa piloto que aplica este sistema. Habrá que esperar al 20 de junio para conocer los resultados de este proyecto, que analizará sus efectos humanos, económicos y medioambientales.
¿Quién sabe? Quizás en unos años podremos implementar en la Argentina este modelo. Por ahora, se vuelve evidente que el mundo se dirige a ese destino: priorizando los descansos en el día, con un cafecito en la calle o una caminata por una plaza; o incluso con el trabajo remoto, que nos permite un ritmo acorde, que en lugar de disminuir productividad, la aumenta.
Algo es seguro. El disfrute nos vuelve más felices. ¿Y el trabajo? También, pero en su justa medida. Claro.