Una película de amor entre dos mujeres y con fuertes escenas eróticas despierta la pregunta: ¿es sólo lujuria o amor? Desde la búsqueda de placer, hasta la trascendencia y la unión con otra persona, ¿Qué significado ponemos en el sexo? Canciones, escenas, filosofía y hasta Lady Gaga para pensar en esto y ver de qué lado estar, o quedarse con ambos.
Texto. Nadia Barreiro / Ilustración. Brunancio
En la película La Vida de Adèle (o Blue is the warmest color) dos mujeres se besan, tocan y revuelcan crudamente. La escena dura varios minutos y allí aparece Adèle (Adèle Exarchopoulos) una adolescente insegura y perdida en la vida, que se descubre a ella misma en su sexualidad, pero esta vez junto a una mujer, Emma (Léa Seydoux), de quien se enamora perdidamente. En los planos y gestos de estas tomas se ve pasión, entrega, y un deseo físico tan intenso como será la posterior desilusión, la falta de todo eso.
Las imágenes generaron revuelo por haberse considerado pornografía dentro de un (perfecto e imperdible) drama romántico, y el debate llegó a las redes. “Me quedé impactada con las escenas de sexo”, comentó una usuaria de Facebook, y otro le respondió: “No es sexo, no te confundas. Eso es amor”.
Lujuria y amor
Una vez, un viejo psicoanalista le preguntó a un paciente cuál era la diferencia entre hacer el amor y masturbarse, para hacerlo pensar en la relación con el Otro y así lanzarlo a un nuevo vínculo. Sería como ir más allá del propio placer o de lo puramente físico, porque acá hay una diferencia.
A contramano de la lujuria (que en su libro “Pecados capitales” Fernando Savater plantea como “la acción vacía, sin sentido”, el placer en sí mismo, y hasta peligroso cuando puede ser con perversión), el sexo romántico implica respeto y cuidado, e incluso la búsqueda de la satisfacción propia pero también ajena.
Claro que, cuando se piensa en esto, la situación de amor está lejos de ser siempre ideal. Si la otra persona importa y hay un vínculo, se puede generar confianza en la cama, pero también pueden despertarse miedos, deseos de “poseer al otro”, celos, inseguridades y todos los sentimientos que los mortales neuróticos y occidentales (sí, todos estos son nuestros benditos tributos) alguna vez hemos sufrido. Y el que no los sintió jamás que tire la primera piedra… o la primera revista que tenga a mano.
Para escapar de esto, el sexo casual podría ser más aliviador. “Disfrutar de la sexualidad sin que haya un compromiso de por medio puede ser muy liberador para ambos géneros. Los hombres son más duchos en el arte de separar romance de lujuria, pero las mujeres han tenido que hacer un ejercicio de aprendizaje”, afirma la periodista especializada, Rita Abundancia, en una de sus notas.
Una canción de Estelares da vuelta la tortilla relatando el desamor de una mujer hacia un músico. “Durmiendo en su casa, los jeans en el suelo, mientras me abrazaba, me dijo sonriendo ‘Manuel, me encanta ir a la cama contigo, pero no quiero nada nada más’”.
Si Lady Gaga lo dice…
De todos menos de ella podríamos imaginarnos tal declaración romántica, que hasta quedaría vintage en los tiempos de relaciones líquidas. Pero lo dijo y habrá que creerle ¡o no!
“Si no tienes sexo con alguien que realmente cuida de ti o que realmente te quiere, puede arruinar tu energía. Tengo extrañas supersticiones sobre sexo. Creo que si eres promiscuo y simplemente te acuestas con todo el mundo, ellos pueden tomar cosas de ti. Siempre es importante hacer el amor”, expresó la cantante.
Te pido un taxi
”Amor no es tener sexo y poder charlar todo el tiempo con la otra persona. Es tenerlo y poder quedarse desnudos y callados”, dijo una vez un escritor y profesor de periodismo. Se puede estar de acuerdo o no, pero la escena del “después” ha sido siempre objeto de análisis.
Si en la relación sexual hubo algo relacionado al amor o la búsqueda de amor, lo que le sigue podrá ser un intento de que no se licúe esa unión con caricias, abrazos o más besos. De lo contrario, se tratará de una descarga meramente física, con la única trascendencia de esa frase tan gozada en las charlas de hombres: “¿Te pido un taxi?”.
En el famoso libro “El arte de amar”, Erich Fromm caracteriza al “sexo en sí mismo” como una respuesta al anhelo de unión con otras personas. La trampa, dice, está en que esta unión es ilusoria, ya que luego del orgasmo el sexo “deja a los desconocidos tan alejados como estaban antes”. Y ahí sí, entraría en acción la pizza, o el taxi, el sueño ¡o la angustia! si queremos ser bien melanco – pesimistas.
En la película anteriormente mencionada sucede lo último. Antes de empezar su romance con Emma, Adèle llora cuando se masturba pensando en ella, y las lágrimas también aparecen cuando el sexo con un hombre no colma las expectativas que sí tiene con ese amor. Durante la relación sexual la desnudez también puede ser del alma.