La cantante, actriz, activista y vegana fue parte de nuestro ciclo de entrevista #WattOnAir y habló de lo importante que es como seres humanos involucrarnos en distintas causas, no solo aquellas que involucran a los animales.

Además, reveló cuáles son los valores que le inculcaron sus padres para convertirse en una persona que trabaja a diario con el fin de crear un mundo mejor.

Texto y live: @carotopolaperiodista / Fotos: @coisla


Escuchaba algunas notas tuyas en las que decías que recién ahora te sentís cómoda con las letras de tus canciones. ¿A qué se debe esto?

A fines de 2018 empecé con todo este proceso a raíz de Luz y fuego y me empecé a encontrar como cantautora. Tenía como una traba mental, yo escribía canciones, pero me trababa mucho a la hora de componer una canción a nivel musical y lírica. Me trababa. Si tenía una base podía, pero me ponía esa traba sola. Hasta que un día me cansé y dije no puede ser que no me salga escribir una canción. Ese mismo día escribí Luz y fuego y empecé a escribir canciones sin parar. Encontré mi voz y encontré un estilo.

¿Cómo se crea ese estilo?

No sé si te basás en algo, pienso que es algo que surge solo a través de varias canciones y de ver si hay patrones, métricas y ritmos que se repiten. No es algo que se pueda planear y si es planeado creo yo que quizá no es tan auténtico.

¿Hay mensajes que te acompañan desde chica?

Sí, desde chica sabía que me quería dedicar a esto y que mi música llegué a todos lados. Y siempre tuve una especie de misión de ayudar, era algo más general, pero a medida que fui creciendo esa misión se fue ramificando en lugares más precisos.

Hoy en día sos activista pero no solo vegana, también estás involucrada con otras causas. ¿Tus padres han sido referentes en ese sentido? En el servicio…

Sí, mi mamá siempre ha colaborado en fundaciones, en ONG’S, y mi viejo también… él es abogado y ha hecho un montón de trabajo ad honorem y ha estado en causas de la ONU, siempre estuvo esa cosa muy humana. Después yo encontré más mi camino pero crecí en una familia en la que la solidaridad, el respeto y la empatía siempre predominaron.

¿De dónde surgió la idea de Más luz por favor?

Más luz por favor surgió a fines del 2018 cuando empecé a militar todas estas causas, pero yo todavía era como una especie de instagramer que cantaba y mis fotos estaban muy cuidadas. Era otro estilo, pero había una parte de mi que quería hablar de todas estas cosas. Me quería explayar y no me sentía cómoda para hacerlo en mi Instagram. Era más superficial ese espacio. Así que decidí crear otro espacio para subir todos los días si quería algo. Yo siempre decía que ahí no iba a hablar solo de mi. Al principio subía todo el tiempo posteos y después cuando mi Instagram personal mutó al activismo, Más luz por favor quedó un poco flotando. Hoy en día sigo subiendo cosas ahí, pero mi Instagram ya tiene esa impronta super activista donde comunicó lo que quiero sin fijarme en las otras cuestiones. Hablo de lo que quiero cuando quiero.

Vivimos en un mundo que por momentos puede ser un tanto superficial. ¿En algún momento tuviste miedo de que este tipo de contenido que vos querías comunicar sea rechazado?

Sí. De hecho no solo empecé a hablar de todo esto con más frecuencia en mi Instagram sino que a la vez en un momento dejé de subir covers y empecé a subir mi música. Fueron dos cambios súper significativos. Cualquier persona especialista en marketing me hubiese dicho que estaba loca y que iba a perder la mitad de los seguidores. Y la realidad es que no, subieron un montón. Nunca me pasó de decir uy, la pifié hablando de esto. Estuvo buenísimo.

Me imagino que tiene que ver con la autenticidad de la que hablabas antes…

Sí, total. Es que nunca lo pensé desde ese lado. Lo hice sin cuestionarme nada y dije que se reciba como se tenga que recibir.

Hoy en día, tu presente parece todo muy ordenado… con tu pareja, con tu trabajo… ¿Has tenido momentos más complicados mirando para atrás?

Yo creo que aprendí tres cosas más que nada. La primera es a ser mucho más frontal y decir las cosas con sinceridad. A veces uno no dice algo por si el otro se siente mal y nos enroscamos al cuete, aprendí a decir cuando algo no me gusta y no solo en el plano laboral, sino también en las relaciones. Yo creo que la relación que tengo con Nico es así porque los dos tenemos esa sinceridad que nos decimos las cosas. Si hay algo que no nos gusta lo hablamos. Aprendí a ser paciente, a entender que las cosas llevan su tiempo y que hay que trabajar un montón, acá estoy dejando de lado los privilegios que puede llegar a tener cada uno. Y lo último que aprendí fue a dejar de lado el prejuicio, entender que cada uno tiene su proceso y que si vos evolucionaste no podés esperar que los otros lo hagan a la misma velocidad que vos. No podés cargarte al hombro vos con todo eso y encima juzgar al otro.

¿Te has encontrado en alguna relación amorosa pasándola mal?

Sí, obvio. Hay una canción del disco “No” que habla de eso. Empezó muy bien y después fue para otro lado y se tornó una relación muy tóxica de parte de la otra persona. Muchos celos y posesión. Yo era más chica y era difícil darme cuenta. Todos me lo decían pero yo me ponía peor. Es un circulo vicioso que parece interminable pero no lo es. Se puede salir.

¿Con Nico te sentiste cómoda de entrada?

Sí, con él fui amiga antes que novia. Se sentía la buena vibra, la buena onda. Para mi hay dos tipos de personas en el mundo. Con las que conectás y con las que no. Después terminamos siendo novios, pero desde el principio que fue un comienzo súper lindo.

¿Qué te molestaba del mundo cuando eras chica?

Nunca fui de seguir a la moda, al montón… Me acuerdo que cuando yo era chica estaba de moda tener chupines de colores y yo no lo hacia porque no me gustaba. Es un ejemplo chiquito, pero no… Yo de chica siempre tuve esta esencia pero ni ahí tenía la conciencia social que tengo ahora. Era consiente de que pasaban cosas muy horribles, pero bueno… iba a un colegio privado, iba a una academia de comedia musical y era difícil sentir el dolor y la injusticia desde un lugar tan privilegiado. Cuando terminé el colegio empecé a tener más contacto con otras realidades y mi cerebro se empezó a abrir más. Siempre supe que quería ayudar, siempre me gustó la parte solidaria.

¿Nunca te dio miedo que se te prejuzgue en ese sentido?

Me lo han hecho mil veces. Rubia cheta, hippie con osde, y hasta han inventado que mi papá tiene campos. Vas aprendiendo a manejarlo. No te voy a mentir, en algún momento me afectaron, pero siempre me manejé bastante bien con el hate. Traté de entender que no es personal, la gente le tiene más miedo a lo que digo que a mi. Es un mecanismo de defensa muy básico.

¿Qué lugar tiene hoy la actriz que vive dentro tuyo?

Me encanta actuar, me fascina. La realidad es que justo hoy terminamos de grabar la segunda temporada de Adentro y me encanta, pero estoy muy avocada en la música. No estoy en esa. Si aparece algo, genial, pero no estoy en el proceso de casting, de buscar y de ir y venir.

¿Siempre tuviste en claro esto de generarte vos las oportunidades? Escribís un libro, sacás tu música….

Lo aprendí. Primero partamos de la base de que comencé 10 escalones arriba por haber tenido una educación, saber hablar inglés, formarme en comedia musical, tener cierto estatus social, y todo eso… Más allá de eso, mi mamá y mi papá son del interior y ninguno tenía contactos dentro de la musical. Tuve que abrirme camino sola porque no teníamos ningún contacto, pero sí durante toda mi adolescencia creía que un productor me iba a ver y escalera a la fama. Tenía ese pensamiento instalado y después me di cuenta de que eso no iba a pasar y que era una industria en la que tenía que remarla un montón. Ahí empecé a autogestionarme y entender que nadie lo iba a ser mejor que yo y por mi. Ahí empezó el cambio pero no fue de entrada. Pasé por un proceso y un par de años de entender que no venía el productor.

Recién hablabas del proceso… ¿Hay una parte tuya que sientas que tenés que trabajar a diario para ser una mejor versión de Connie?

Soy bastante hiperactiva, aún cuando estoy quieta mi cerebro no para de pensar y crear cosas. Eso me lleva a ser bastante egoísta porque pienso en eso y no en los demás. Me pasa de estar lavando los platos pensando en futuros mails que tengo que contestar. O ir en el auto pensando en canciones. No me para la cabeza. Tengo mis momentos de ocio pero me pasa esto que está relacionado al egoísmo.

¿Cómo suelen ser esos momentos de ocio?

Miro una serie, el celular, escribo una canción, estoy con mi perro, con Nico, voy al cine (cuando se puede), esos momentos me gustan mucho.

¿Qué soles consumir en las redes?

El 75% de mi feed son videos o fotos de animales bebes y después hay mucho activismo de todo tipo. Hay activismo animal, ambiental, feminista, humano, antirracista, mucho de eso… Mucho arte. Sigo cuentas artísticas en todo sentido. Artes plásticas y así.

¿Cuánto ayuda en el mundo del veganismo el tener un animal?

Sí, ayuda. Siempre y cuando algo o alguien te haga sonar esa alarmita de yo estoy acariciando un perro y me estoy comiendo otro animal. Lo tenemos muy internalizado pero una vez que te hacés esa pregunta, ayuda un montón.

Estás más conectado con el mundo, no? Más sensible…

Sí, vivimos en una sociedad que no nos enseña a comer. Vivimos en una sociedad que nos enseña a consumir y comprar sin tomar conciencia de qué nos llevamos a la boca y a nuestro cuerpo. Hacerte vegano hace que aprendas de nutrición y está buenísimo porque entrás en contacto con la comida. Qué es lo que necesita tu cuerpo, cuánto, cómo…

Es un acto de amor propio…

Sí, total.

El año pasado por ejemplo dejaste de hacer actividad física y te sacaste ese tengo que…

Sí, el año pasado estaba con mucho trabajo y por cinco meses no hice. Estuvo bien, no me iba a morir de insalubridad por eso. Ahora ya volvi con todo y estoy chocha.

¿Qué otros tengo que fuiste derribando estos años?

El último “tengo que” fue el de complacer a muchas personas. Sobre todo en el mundo del activismo que se genera algo que puede ser una bosta. A veces se mete el ego en el medio y empiezan a haber luchas de quién es el mejor activista y se pierde el foco. Aprendí que yo soy activista por las cusas que milito no para caerle bien a los demás. Cada uno lleva las causas como cree que es mejor y no lo hago para dejar contento a nadie. Fue un alivio soltar esa mochila y entender que no activo para nadie, activo para las causas y ya. Hay una frase que está en el libro pero no sé de quién es: “Los animales no necesitan que tengamos razón, necesitan que seamos eficientes”. Gastar tiempo no salva a ningún animal, ni a ningún árbol ni a ninguna persona. No hay que perder el foco.

¿Nunca caíste en el ego?

Obvio. Me ha pasado de sentirme tocada por palabras de otras personas o cuando alguien no estaba de acuerdo con lo que decía.

¿Se puede estar en varias causas a la vez?

Sí, la interseccionalidad es la que va. No tiene sentido ser vegano y no luchar por las personas. Sé vegano sabiendo que hay personas que no pueden porque no tienen la información o la posibilidad económica. Es importante en todas las causas. La interseccionalidad es clave y hay que usarla más como humanidad.

Te cambio de tema Connie… ¿Cuáles pensás que son las claves para tener una buena convivencia?

No me quiero poner en el lugar de consejera del amor pero la comunicación es clave. Aprender a decir lo que a uno le molesta. Si uno no dice lo que le molesta se hace una bola enorme. Después estar con alguien que te dé la confianza para no tener que celar, reclamar o que se genere como una dependencia. Tener cada uno sus espacios, sus círculos, sus actividades, sus proyectos, es clave. Vivimos en una sociedad en la que el amor está super romantizado, las relaciones también y la soltería está mega estigmatizada sobre todo para las mujeres. Si sos mujer y estás soltera sos una fracasada, una pobre mina.  Si sos hombre y estás soltero, sos un capo. Hay como una romantización del amor, esa necesidad de estar en pareja y que lo que genera después es que cuando estamos en pareja ponemos al otro en primer lugar y no solo descuidamos lo que está alrededor sino también a nosotros mismos. La pareja no tiene que ser el centro de tu vida, tiene que ser parte de todo lo demás.

Yo con Nico tengo una relación de respeto y amor, pero entendemos que el otro tiene sus proyectos. No tenemos una relación abierta ni practicamos el poliamor, pero aún así entendemos que cada uno tiene sus espacios y sus momentos. Si un día no nos queremos ver no tiene que ver con que no nos queremos más, sino que tenemos ganas de pasar un momento a solas. Yo confío en Nico.

Sos muy segura de vos misma también, ¿no?

Sí, igual Nico es mi quinto novio. Con el tiempo aprendí, las experiencias me sirvieron. Soy quien soy y me desenvuelvo de esta forma por lo que aprendí con mis relaciones no tan lindas. Ya sé lo que no quiero también, para mi es clave eso. Es un descubrimiento constante, a medida que crezco se van aclarando las cosas, y otras se borran más.

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