A simple vista podría Belu Lucius parece una chica que sube videos graciosos a Instagram. Sin embargo, en ella convive una chispa de frescura y simpatía que se desprende en su personalidad y logra conquistar las redes sociales de un modo distinto. Una joven empleada de una fábrica, logró imponerse en el mundo 2.0 gracias a su capacidad de registrar con humor situaciones de la vida cotidiana.

Texto. Mauro Albornoz / Foto. Ana Grucki


Trabajás como empleada administrativa de una fábrica ¿Cómo surgió la idea de hacer videos en Instagram?

Sí, en una fábrica de autopartes que produce cables de bujías. Soy como “el che pibe” de la empresa. Hay que sacar fotocopias, Belén. Hay que ir ver un cliente, Belén.  Hay que cobrar algo, Belén. Voy cubriendo agujeros (risas). Empecé a hacer videos para mis amigos y mi familia y de pronto empezaron a aumentar las visualizaciones muy rápido. Al principio tenía mil seguidores y pensaba que era popular (se ríe). Ahora me aumentan entre tres mil y cinco mil por día. Cuento cosas cotidianas que quizás nos pasan a todos pero uno piensa que sólo nos suceden a nosotros. A la gente le interesó porque se vio identificada.

¿A qué le atribuís tener tanto éxito como para que en cuatro meses coseches medio millón de seguidores?

Creo que hago reír y quizá gusta mi simpatía y espontaneidad. O las locuras que hago. A veces no puedo creer cómo me escracho en los videos. En mi caso no estudié nada de actuación, soy la chanta de la familia. En general en mis videos cuento cosas más de mujer porque es algo que me pasa a mí y que lo vivo. Pero si te das cuenta le apunto a ellas, pero tengo un doble mensaje para el pibe. O sea el hombre que ve el video entiende a la mina. Tengo muchos más seguidores hombres de los que pensaba. Le hablo a la mujer con un mensaje de fondo para ellos.

¿Cómo es la realización para subir contenido diariamente?

Ninguno está pensado. No es que estoy todo el día pensando qué subir. Sino que cuando identifico algo, lo grabo. Quizá en un día me pasa que veo algo que quiero subir y no puedo hacerlo, lo anoto en mi celular y luego lo realizo. Sí o sí subo algún contenido por día, ya sea un video o una foto. Cuando no me importa cómo salgo, me grabo y me escracho, sin maquillarme, vestida de fábrica, los hago en todos los lugares donde estoy.

Te llamaron para que los hagas en ESPN ¿Cómo fue ese primer paso en los medios?

Me llamaron de la productora porque les gusto mi perfil. Querían hacer algo con el sitio web y les propuse hacer videos orientándolos a lo deportivo y a la salud. Consiste en armar videos creativos de 1 o 2 minutos en donde yo soy la guionista y la productora. Los hago y se los mando. Les copó la idea y ahora estoy grabando varios.

¿Dejarías tu trabajo en la empresa para poder dedicarte a las redes sociales?

No dejaría la fábrica porque es mi verdadero trabajo. Los videos son algo que surgió. La gente me busca. No es que una productora me seleccionó para un elenco y de ahí me presentaron. En mi caso el público me eligió. El consumidor hizo como un casting en Instagram y me empezaron a seguir. Con respecto a los medios, en mi caso prefiero hacer una obra de teatro under que estar en Showmatch exponiendo partes de mi cuerpo. En el verano vamos a estar realizando una obra de teatro junto a Gregorio Rossello y Santiago Vázquez (instagramers) para la temporada de verano y es un proyecto que me interesa.

¿Qué se siente que te empiecen a reconocer en la calle?

Es terrible. Me han tocado la puerta de mi departamento. Me pasa que se me tiran, me abrazan, porque creen que me conocen. La gente se ve identificada con lo que digo entonces me sienten familiar. Con Lali Espósito van y se sacan una foto porque es famosa pero a mí me besuquean como si me conocieran de siempre. No lo puedo describir porque es muy loco. Mientras sea con respeto está todo bien. Fue todo muy rápido, en diciembre tenía 100 mil seguidores y ahora 600 mil. Ni yo esperaba tanta repercusión.