El look súper glamuroso, teatral y transgresor del vocalista de Queen nunca pasa de moda. Te invitamos a que leas este Behind the Look del rey supremo tanto del rock como de la moda.

TXT: Andrea Arzola (@andrearzola)


La manera de vestir de Mercury transgedió las reglas de género, un día salía al escenario con un leotardo ultra ajustado, al otro se caracterizaba de mujer para el video de I Want To Break Free y al día siguiente era el más masculino de todos con una campera de cuero.

No hay ni una imagen del cantante de Queen donde se le vea con un look comun y corriente, siempre había algo para destacar. Una corona, un traje de lentejuelas o una mascara plateada te hacían vivir un desfile de modas más que un recital. Sin duda alguna era un ícono de estilo, y tanto su vestuario único como sus privilegiadas cuerdas vocales nos han brindado un legado imperecedero.

Mercury se reinventaba a sí mismo, como lo hizo Bowie, Madonna y dos décadas después, Lady Gaga, quien retomó su nombre artístico de la canción de Queen, Radio Ga Ga.

En la primera década de la banda, Freddie llevaba cabello largo, leotardos con estampado de arlequín, rayas verticales, lentejuelas, de satín, con manga larga o tirantes -siempre pelo en pecho-. También usaba pantalones acampanados, rara vez playeras y en su lugar usaba una capa, diseñada por Rhodes y que forma parte del vestuario de la biopic Bohemian Rapsody.

Cuando llegaron los 80, se cortó el cabello y se dejó crecer el bigote. Sus pantalones se ajustaron, adoptó las camisetas, las chamarras de corte militar, las prendas de cuero y tenis Adidas.

Pero un look en particular nos llamó la atención y no precisamente porque fuera estrafalario o super producido como solían ser sus elecciones al momento de vestirse. Justamente para el día que podría ser catalogado como el más importante de su carrera y el último sobre un escenario, el rey del rock eligió un par de piezas que en otro momento hubiesen sido impensables para este personaje. Un jean Wrangler, una musculosa blanca, un cinturón de púas plateado y un brazalete de tachas fue lo que usó durante el concierto de rock Live Aid, celebrado el 13 de julio de 1985 con el fin de recaudar fondos para Somalia y Etiopía.

Los 21 minutos que Queen duró sobre el escenario, fueron los minutos más históricos y transformadores para la banda, donde quedaron inmortalizados con una performance tan sublime como espectacular. Pero en aquel momento, Freddie necesitaba un cambio, estaba desilusionado y un tanto agotado de vivir la misma rutina por 10 años consecutivos. La importancia del vestuario es algo innegable, y en este caso – en casi todos los casos para ser honestos- supo transmitir el estado de ánimo de una persona que pasaba por un momento crucial de su vida. Se despidió de su público desde un lado totalmente humano y sincero, demostrando una vez más que su voz es la verdadera protagonista arriba de un escenario más allá de lo que tuviera puesto, porque Behind The Look hay un ícono que transformó y sigue transformando la historia de la música.

Sin embargo, más allá de esta actuación, su mantra era sencillo de entender, “I dress to kill, but tastefully” (Me visto para matar, pero sin perder el buen gusto) y mientras siempre será recordado particularmente por lo que hizo con su música y por su legendaria voz, su manera de vestir era una extensión de su creatividad que no hay que pasar por alto. Era parte de su esencia como uno de los mejores artistas y frontmans que continúa siendo relevante. Ahora más que nunca “God save the Queen!”

“I dress to kill, but tastefully”