Eran las 9:53 de la mañana del 18 de julio de 1994 cuando el país entero se vio sacudido por el mayor ataque terrorista de su historia: el atentado a la AMIA. La explosión de un coche bomba arrasó en cuestión de segundos con la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina ubicada en Pasteur 633 y con varios edificios aledaños.
En el hecho murieron 85 personas y otras 300 resultaron heridas. También se perdió gran parte del valioso patrimonio cultural que albergaba la institución: miles de libros, colecciones de arte, fotografías y documentos históricos sobre la cultura judía y el holocausto
Cada lunes familiares y amigos de las victimas integrantes de la Asosiación Civil Memoria Activa se hacen presentes frente al Palacio de Justicia para que el caso esclarezca.
A 22 años el pueblo argentino sigue exigiendo justicia.