Diego Roa es ilustrador, pintor, artista plástico, estudiante de Arquitectura, docente de la Universidad de Buenos Aires y el creador de los niños azules de expresiones profundas que adornan muchos espacios de la ciudad. Es un dibujante nato que un día decidió compartir un poco de su magia en el anonimato, pero la obra se hizo tan popular que lo buscaron a sol y a sombra.
Texto. Flor Garibaldi / Fotos. Monstruo Estudio
El dibujo existe en tu vida desde una muy temprana edad. ¿Cómo fue que agarraste un lápiz por primera vez?
Cuando estaba en la primaria me quedaba todo el fin de semana copiando tapas de discos de Iron Maiden con lápiz de porta minas y papel común hasta que me salían exactas, tenía 10 años y ponía todo en una carpeta que llevaba conmigo. Una profesora en primer grado llamó a mi mamá para destacarle que mis dibujos tenían mucho más detalles que lo común, que había cosas escondidas o transparencias. Además, tenía un amigo que dibujaba mucho y nos enseñábamos cosas entre nosotros. Competíamos y a la vez compartíamos la información. Nunca estudié, sólo me quedaba miles de horas dibujando.
Tal vez no estudiar haya sido una ventaja para encontrar un estilo diferente…
Ahora que lo pienso muchas de mis últimas obras tiene relación con esto. Todos me piden las serigrafías, los grabados y jamás hice, siempre lo imité con tinta línea por línea y hago todos trabajos que son únicos. Como no estudié era mi forma de representar algo que no tenía idea como estaba hecho. Imité erróneamente un estilo y salió el mío propio. Lo que tiene de bueno es que eso engaña al ojo, hace que la gente preste más atención a los dibujos. De lejos piensan que es una serigrafía, pero cuando se acercan no entienden de primera cómo está hecho y eso los hace que se quedarse más tiempo observando. Me gusta que haya algo que hago ruido y produzca que se cuestionen por la técnica.
Los niños azules se convirtieron en tu sello distintivo. ¿Qué hay detrás de tu elección de ir por ese rango etario para los personajes?
Su origen proviene de dibujos de libros míos de cuando era chico. Los niños son algo re naíf de ver y entonces trato de meterles lenguajes mucho más adultos pero que a simple vista parezca una mero juego de niños. Es complejo, aparecen críticas. Los colores además son nostálgicos y las expresiones de las caras indican que algo no está bien. Fuera del cuadro hay una incomodidad. A los niños los puedo usar para mandar mensajes a través de una voz de infante que me permite comunicar cualquier idea. Si fuese dicha por un adulto seria menos oíble. Ahora estoy haciendo una serie muy simbológica, sobre religiones y emitiendo una crítica al adulto ya insertado en el sistema que en cierta forma caduca, está re alejado de la pureza del ser humano.
Cuando arrancaste con el Street Art no ponías firma, pero te encontró el director de la Rolling Stone. ¿Cómo dio con vos?
Una amiga me dijo que en Facebook él había preguntado quien era tal pibe y puso seis fotos de mis dibujos. Otras personas iban subiendo incluso más fotos y empezaron a inventar un montón de historias acerca de quién era el autor. Dijeron que era un chico de 15 años medio emo (risas) o una chica que se vestía de tal manera. Ella puso que era yo y linkeó mi página. Fue la primera vez que mi nombre se vio. No firmaba no por mantenerme oculto, sino porque no me interesaba, además estaba bueno el tema de mantener la intriga. Que genere pensar algo más y que le presten atención al dibujo. Muchos incluso se ponen sobrenombre para pintar, tampoco me gustó nunca. Mis amigos cuando empecé nunca mostraban la cara, se tapaban y por eso me daba miedo, pero en realidad no pasa nada. Hasta que vino Clarín y me pregunto si podían sacarme una foto y poner mi nombre como lo más normal. Me quedé pensando y decidí hacer la prueba de fuego, en ese momento ya había pintado como dos mil niños por todos lados, en un período de un año y medio. Si pasaba algo era para aprender. De cualquier manera me informé antes sobre leyes.
Trabajaste para grandes marcas como Coca-Cola, Samsung, Topline. ¿Se genera una dicotomía en vos entre ser artista y el requerimiento de quienes te contratan?
Sí. Tengo dos facetas, una de ilustrador que el estilo se va modificando según las necesidades del cliente y la otra es yo como artista. Trato de ver cuáles son los limites. Samsung por ejemplo me pidió ilustraciones y no hice nada que tenga relación con mis personajes. Con Coca pedí que no publiquen fotos mías o de los dibujos con el logo. Sé en el fondo para quiénes trabajo, soy bastante terrible con mis críticas personales.