Porno Feminista: el porno tradicional hecho por hombres para el disfrute de los hombres dominó la industria desde su comienzo, pero ellas también buscan entretenimiento virtual y no quieren más de lo mismo. El porno feminista tiene a la mujer y a sus necesidades como prioridad. Ellas eligen qué hacer y las escenas de sexo son explícitas pero reales. Nadie se va sin acabar.

Texto. Belén Macua / Ilustración. Brunancio


Para el imaginario popular, el porno siempre tuvo una connotación negativa. Los púberes (y no tanto) lo ven a escondidas, avergonzados, borran rápido el historial de la computadora rogando que nadie se entere que son visitadores asiduos de Redtube. Sin embargo, es una práctica que satisface todo tipo de fantasías desde la era del Paleolítico.

Entre los siglos XIX y XX, con el nacimiento de la fotografía y el cinematógrafo, la pornografía tal cual la conocemos hoy comenzó a formarse. La industria se dedicó a fabricar situaciones ideales que el hombre común sólo podía imaginar, alejándose por completo de aquello que podemos experimentar en el día a día y que resulta igual de excitante. En estos videos, las mujeres están pura y exclusivamente para satisfacer a su compañero, lo importante es que éste llegue al clímax mientras es atendido por una, dos o diez ninfas de cuerpos voluptuosos.

Actualmente, la tercera ola del feminismo tomó cartas en el asunto. Con el fin de inspirar la liberación sexual femenina, crearon un tipo de porno que pregona la igualdad de derechos y vela por conseguir condiciones de trabajo dignas. Ofrecen un nuevo cine donde las actrices son flacas, gordas, altas, bajas, con anteojos, peludas, sin maquillaje, lesbianas, transexuales. Más cercanas a la realidad.

Las muchachas quieren divertirse (a su manera)

La actriz porno Annie Sprinkle dijo: “La solución al porno malo no es que no haya porno, es intentar hacer mejor porno”. La directora Tristan Taormino fue la que inició este movimiento que intenta separarse de una industria denigrante y explotadora. Gracias a esto, el actor es protegido, eligen qué hacen y qué no durante la película, reciben un salario digno, incluso se los incentiva a disfrutarlo.

Buscan mostrar el placer, la verdadera lujuria. Saben que un actor feliz, satisfecho y cómodo se desempeña mejor. . Otra actriz, Sasha Grey, admitió disfrutar las escenas de estilo masoquista, ¿por qué no hacerlo cómo ella quiere en un ambiente respetuoso? La productora AbbyWinters no publica escenas en las que no se llegue a un verdadero orgasmo. Ya lo dijo el director Woody Allen, “¿El sexo es sucio? Sólo si se hace bien”.

Los participantes son diversos en todo sentido, no hay reglas a seguir. La cineasta Courtney Trouble quiso ignorar el trío mujer-hombre-mujer típico del porno tradicional y optó por un hombre, una mujer y un hombre transgénero, dando lugar a miles de posibilidades. Wolf Hudson, uno de los actores en cuestión, hace pornografía tradicional y también feminista porque lo identifica más. “Esa fue definitivamente una de las escenas más raras que he hecho en mi vida”, dijo.

Sexo de gente común

La cineasta sueca Erika Lust, pionera en España del cine ético y feminista, proyectó en la Filmoteca de Catalunya un ciclo de cortos de su proyecto XConfessions, inspirado exclusivamente en las fantasías de los espectadores de sus películas. “Todo comenzó después de mi largometraje Cabaret Desire. Lo iba mostrando en eventos, y siempre se me acercaban personas para compartir conmigo sus experiencias. Un poco seca de ideas en esa época, de repente me di cuenta que podía convertir esas aventuras sexuales reales en películas”, explicó la cineasta.

Sus películas, además de ser provocadoras y excitantes, tienen una función social: buscan que la gente hable sobre sexo, explore su sexualidad, que la pareja se comunique. El ciudadano común se escandaliza con una escena de sexo explícito en la pantalla porque desde pequeño se le enseñó a dramatizarlo, un acto tan natural que sin él nadie podría estar vivo. La idea no es masturbarse hasta quedar satisfecho, sino explorarse.

Argentina for export

María Riot es la representante argentina del porno feminista en el mundo. Ya en su adolescencia se sintió atraída por el sexo, fantaseaba acostarse con desconocidos y experimentar cosas nuevas. Comenzó desnudándose en páginas de webcams y luego se dedicó a la prostitución, dejando atrás sus propios prejuicios. Juntó dinero y viajó a Barcelona, donde comenzó a trabajar para AbbyWinters.

“Deben entender que para algunos los genitales son una aparte más de nuestra corporalidad y que podemos usarlos como un medio para muchas cosas”, contó. Es un movimiento que busca el cambio social, dejando atrás el pudor por lo real dando rienda suelta a nuestros deseos y perversiones. Es una invitación para todos los aficionados a Redtube y sus derivados, un cambio en el repertorio no les vendría nada mal.