Es diseñador de imagen y sonido, tiene 35 años y mide casi dos metros. Este año presentó el libro La Vida Real, acaba de estrenar 12 capítulos de Deliciosisimo, también Losers y vuelve con una nueva temporada de Famoso. Uno de los comediantes más multifacético y ácido admite que a pesar de sus followers, “no le debe nada a nadie”.

 

Texto. Stephanie Peuscovich @stehpiepeusco / Foto. Mariano Michkin @marianomichkin / 

Ilustración. Katherine Dossmann @k2man


 

RUBRO: humor

ELEGIDO POR: ser uno de los referentes de la movida actual

MARTIN GARABAL

Actuás, pintás, dirigís, hacés radio y tele. Si tuvieras que elegir solo una de las facetas, ¿cuál sería?

Es difícil. La verdad es que me pasa al contrario de lo que me pasa con la compu, porque ahí no puedo trabajar con muchas pestañas abiertas. Pero en la vida necesito tener 3 o 4 abiertas porque un proyecto es el descanso del anterior. Están en simultáneo, entonces cuando no me sale un dibujo me pongo a escribir algo, cuando no puedo hacer ninguna de esas cosas, ir a la radio me libera. No sé si puedo elegir, aunque últimamente me gusta lo más expeditivo. Lo que puedo crear en el momento: eso un poco me lo da la radio y otro poco la actuación.

Dijiste que La vida real, tu nuevo libro es “10 años de dibujos hechos para nadie” ¿Qué es lo que te lleva a dibujar?, ¿qué te inspira?

Cuando dibujo soy muy expeditivo, lo hago casi por impulso. Y cuando digo que no son para nadie es porque, por ejemplo un ilustrador o un diseñador gráfico hacen un chiste diario pensando en un medio, una línea editorial o en ilustrar una nota. Yo no tengo que responder a nada más que a lo que se me canta en el momento hacer. Y tampoco planifico demasiado, sino que dibujo y dejo que la mano me lleve. Estos dibujos son ultra personales porque no tienen que contar ninguna idea de nadie sino, simplemente un sentimiento del momento o algo así. El primer público soy yo, mi necesidad de entender algunas cosas del mundo desde mis sentimientos.

MARTIN GARABAL

En una entrevista dijiste que no le debés ninguna explicación a tus seguidores, ¿a qué te referís?

La situación del país y en general del mundo me preocupa, sobre todo con la vuelta a gobiernos super conservadores o fascistas, como por ejemplo Brasil. En Argentina también hay sobradas muestras de discursos muy violentos que me preocupan porque generan divisiones muy fuertes. Entonces, sobre ese fenómeno político, o sobre otros como las desigualdades, opino y obviamente me ligo puteadas. Pero a veces la gente piensa que vos le debés una respuesta o tenés que entretenerlos y hacer cosas para ellos. Y te dicen: “Dedicate a lo tuyo“. Por ejemplo el otro día subí un chiste y un flaco me comentó: “Malísimo, es una mierda, malísimo. No sé para qué te sigo”, entonces le dije: “no te puedo explicar lo mucho que me chupa un huevo tu opinión y que existas”. A mí no se me ocurre comentarle a alguien cuando algo me parece malo. Yo no tengo por qué bancarme ese comentario aunque me sigan 100, 200 o 300 mil personas. El desubicado es el otro, el que viene a tirar mala onda. A eso voy con que no le debo nada a nadie y tampoco quiero que me vengan a romper las pelotas. Porque yo no hice nada para tener 100 mil seguidores, si los tengo bárbaro porque me sirve para mostrar lo que hago.

“Todos venimos de una sociedad con una matriz que tiene que ver con reirse un poco de la desigualdad. El tema es si eso a vos te pone orgulloso o no.”

¿Qué es lo positivo de esa exposición?

Que te pagan por hacer dos tweets y no tengo que ir a trabajar a una oficina. En un momento me quisieron pagar para que hable mal de un político porque lo que le interesaba era que esté en agenda. Esas cosas yo no las acepto. Me parece antiético. Porque hay gente que me sigue por mi pensamiento político o por los libros que recomiendo, y no me siento cómodo recomendando una mierda por plata.

La sociedad cambia y avanza con algunos temas, como por ejemplo el feminismo, ¿sentís que el humor se aggiorna junto a la sociedad?

Obviamente ciertas deconstrucciones uno las hace, pero todos venimos de una sociedad con una matriz que tiene que ver con reirse un poco de la desigualdad: ya sea el machismo o la clase social y demás. El tema es si ese humor a vos te pone orgulloso o no. Yo por ejemplo, digo mucho que estoy deprimido o depresivo y la verdad que eso es una enfermedad y yo no soy depresivo. Entonces también hay que empezar a ser indulgente con uno y a no hacer humor en esos términos. Nunca me gustó el humor machista porque no me identifica. Yo estoy a favor de que se revise todo y de que nos pongamos las pilas para hacer humor. Ese ejercicio implica revisar las cosas que dije hace un año, dos, tres o cuatro. Nunca me interesó esa cuestión del archivo, de decir mirá lo que decía hace dos años y mirá lo que dice ahora.

MARTIN GARABAL

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